Bertica, la guerrera de Paraíso

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La providencia, el destino, las cosas de la vida o vaya usted a saber, hicieron que Heriberta López Chávez se asentara en el barrio de Paraíso, cuando de mutuo acuerdo con su esposo Baldo, decidió anclar el futuro de ella y de la prole por venir en ese paraje de la geografía cienfuegera.

Atrás habían quedado, entonces, los recuerdos de sus ráíces guajiras en los campos de El Espinal, la zona rural de Manacas, donde había nacido y empinado su juventud. En el seno de la humilde familia campesina aprendió de valores como la honestidad, honradez y amor al prójimo.

El propio ambiente hogareño, como ella reconoce, fue una verdadera escuela de instrucción revolucionaria sin más clases teóricas que el ejemplo de sus padres Lilia y Pastor. Jamás podrá olvidar cuando de pequeña veía a la madre pegada al fogón preparando la comida a los alzados rebeldes que operaban en la zona, o las extensas horas hasta la madrugada frente a la vieja máquina Singer, confeccionando brazaletes rojo y negro para la  causa del Movimiento 26 de Julio.

Más de una vez vio a su progenitor con los jolongos a cuesta marchar a altas horas de la noche hacia la manigua cercana, después de fatigadoras jornadas en el surco, para proveer de alimentos a quienes, según la visión del labriego, iban a sacar de la misería, las desigualdades y de la opresión, a la clase más desposeída de la nación, la gente de tierra adentro.

Así fueron formándose las firmes convicciones de esta mujer de la estirpe de Mariana, la madre de los Maceo. Esos fueron los principales resortes que la motivaron a incorporarse desde edades tempranas a las tareas revolucionarias, cuando ya despuntaba entre las más activas pioneras de su escuelita rural.

Al cabo de todos estos años, la guerrera Bertica, como la nombran los pobladores del asentamiento perlasureño, se convirtió en una suerte de líder natural comunitaria. Con su entusiasmo ha sabido arrastrar al resto de lugareñas en disímiles procesos políticos desarrollados en la zona.

Ahora mismo, al frente de la brigada FMC-ANAP (Federación de Mujeres Cubanas-Asociación Nacional de Agricultores Pequeños), de la Cooperativa de Créditos y Servicios (CCS) Jorge Alfonso, han sido muy valiosos los aportes de esta fuerza femenina durante el enfrentamiento a la Covid-19 en la comarca.

“Desde el comienzo de la pandemia, cuenta, iniciamos la confección de nasobucos con las siete brigadistas costureras. Esas mascarillas o tapabocas, como también se conocen, los repartíamos entre los campesinos de la CCS, las escuelas, farmacéuticas, bodegueras y hasta reservistas y combatientes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, a propósito del Día de la Defensa el pasado año; en fin, los distribuímos entre los grupos más vulnerables de la comunidad”.

Agrega la también asociada a la “Jorge Alfonso” que resultó valiosa la ayuda a las familias aisladas, a personas de la tercera edad, enfermos o discapacitados a los que llevaron medicamentos y módulos de alimentos hasta sus casas. No puede soslayarse tampoco el apoyo a los médicos y enfermeras de los vacunatorios, tanto en todo el proceso de divulgación y citaciones de los días a acudir por parte de los pobladores del lugar, como garantizar la merienda del personal de la Salud y otros cooperantes.

“De todas las encomienda en este tiempo, reconoce emocionada, esta fue la tarea más maravillosa e inolvidable experiencia, por la carga de humanismo y esperanza, sobre todo por la masividad y disposición que encontramos, tanto con los miembros de las brigadas como del resto de las federas, incluyendo estudiantes universitarias y educadoras de la escuela primaria Carlos J. Finlay”.

A la lista de buenas acciones debe agregarse la recogica de productos del agro y de aseo personal para los centros de aislamiento y hospitales de la ciudad, como también el vínculo directo a la tierra cuando fue necesario el concurso de ellas en la recogida de cosechas u otras labores agrícolas en las fincas de los campesinos.

A poco de recibir el diploma de reconocimiento como la mejor brigada FMC-ANAP entre sus inguales del territorio en el encuentro provincial por el Día Internacional de las Mujeres Rurales, Bertica dijo que tal galardón solo era posible con la unidad y cohesión entre los más de 100 brigadistas, que han sabido arrastrar al resto de las organizaciones políticas y de masas, así como a representantes de las estructuras del gobierno local, principalmente a la dirección del Consejo del Poder Popular Paraíso.

“¿La principal motivación para estar al frente de la brigada por tanto años? El comprometimiento con la Revolución y sus líderes, históricos y actuales —confiesa sin titubear — porque desde niña mis padres me inculcaron el amor a la causa que dignificó al campesinado cubano, a los negros discriminados por su color de piel, a los probres, además de ponderar el papel de la mujer, por eso mi admiración por Vilma Espín al frente de la FMC, a la que seguiré dedicando mis esfuerzos mientras viva”.

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Armando Sáez Chávez

Periodista de la Editora 5 de Septiembre, Cienfuegos, Licenciado en Español y Literatura y Máster en Ciencias de la Educación

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