Benny Moré: Paradigma musical atemporal

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No se concibe la música cubana sin mencionar la figura de Bartolomé Maximiliano Moré Gutierrez, Benny Moré. Este emblemático músico, constituye una representación y síntesis de lo que hoy consideramos Cultura Cubana. Sobre esto hay múltiples conceptos, sin embargo, uno de los más completos es el que emitiera el sabio Don Fernando Ortiz, quien define la cultura cubana como un eje y elemento integrador. Por tanto, la figura del Benny es reflejo de nuestra cultura, pues tuvo la capacidad —quizá inconscientemente— de hacer cotidiano en su praxis musical, uno de los aspectos fundamentales de la música, en tanto lenguaje artístico: sintetizar elementos de diferentes procedencias.

Su quehacer artístico resume —sin temor a exagerar— casi cinco siglos de música. Tuvo la capacidad de fusionar la música cubana con la notoria y palpable influencia norteamericana que inundó el gusto popular en Cuba en las décadas del treinta y cuarenta, donde el propio Benny era consumidor de este tipo de música y admirador de figuras como Harry James, Glen Miller, entre otros. Supo llevar al público un proceso sonoro altamente complejo fundiendo lo clásico con lo popular.

Resume una era musical que va desde los ritmos nacionales que se dieron en Cuba a mediados del siglo XIX, con el advenimiento y arraigo de otros ritmos como la conga, la rumba, el son, guaracha, habanera, criolla entre otros, por lo que engrandeció el mambo y el chachachá. Además tiene una marcada influencia africana, específicamente de la religión Congo, pues uno de sus antepasados constituyó una figura ilustre de esta jerarquía africana siendo catalogado “primer rey de los Congos”.

El Benny tuvo una formación totalmente empírica, pues no tuvo formación académica musical de ningún tipo. Esto se corresponde con el momento histórico en que vivió, donde mucha música se creó por vía oral; y es precisamente este, uno de los fenómenos que se da en el proceso de transmisión y permanencia de la tradición, transmisión por vía oral y transmisión por vía escrita. Uno de los elementos que más sorprende en su obra es la manera de componer y concebir su música sin haber estudiado orquestación. Era capaz de ir organizando lo que sonaba en su cabeza y lo transmitía a sus músicos con la boca, tarareando o cantando lo que debía hacer cada instrumento. Lo mismo hacía con las polirritmias (superposición de figuraciones y patrones rítmicos). Este don natural con el que nació, lo fue perfeccionando a partir de sus propias vivencias y experiencias, que a su vez fueron perfilando su estilo único.

Magnificó la música cubana llevándola al espectáculo visual. Inauguró una nueva forma de actuar ante el público donde primaba un desenfado y libertad insuperables, que lo ha convertido en paradigma de la cultura cubana contemporánea. Rompió esquemas con sus expresiones corporales, su porte, su vestuario característico, las coreografías que desarrollaba en el escenario, el uso de gritos en medio del baile, su sombrero y su bastón. Todo este cúmulo de elementos proporcionaba una comunicación y un nexo público-intérprete irrepetible.

Una de las interrogantes más recurrentes cuando se aborda la figura del Benny Moré es el por qué de su popularidad en el mercado cubano e internacional. La respuesta es sencilla: los gustos son el resultado de la confluencia entre el gusto objetivado del artista y el gusto del consumidor. Implica maneras de ser, tener, parecer, poseer; es decir, que indica la posesión articulada de rasgos sociales que revelan un modo particular de ubicarse en el espacio social. Con la música del Benny se lograba sentir CUBA. La representa como país con sus tradiciones que van desde la música campesina, la bohemia trovadoresca, el negro de solar, el cabaret, los bares, la moda jazzística…, por solo mencionar algunas. Su música es reflejo de nuestra idiosincrasia popular. Era capaz de complacer los más disímiles gustos populares desde el canto, la composición, arreglos y dirección; de ahí su popular frase ¡Elige tú, que canto yo!

Cuando hablamos de su estilo interpretativo encontramos patrones regulares y tipificadores como: giros melódicos sencillos, sin empleo frecuentes de disonancias, con el objetivo de que su música llegara más rápido y fácilmente a sus oyentes; matices con la voz, adaptándola a las necesidades dramatúrgicas de la obra; tesitura amplia con una gran fortaleza y seguridad en los tres registros graves, medio y agudo; el uso de oscilaciones en el discurso melódico y rubatos con el tiempo; sonidos onomatopéyicos en medio del discurso musical; su afinación perfecta; la originalidad de sus movimientos escénicos; la manera de dirigir su Banda Gigante y su versatilidad genérica. Todos estos elementos hacen que el Benny constituya un antes y un después a la hora de comprender y percibir la música cubana, específicamente la popular bailable. Es un símbolo imperecedero que representa nuestra identidad.

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Samantha de Zayas Muñoz

Máster en Ciencias. Musicóloga.

Un Comentario en “Benny Moré: Paradigma musical atemporal

  • el 6 octubre, 2022 a las 8:41 pm
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    El Benny es para la eternidad El Barbaro del Ritmo para El mundo.El es CUBA NUESTRA MUSICA .Gracias por esas palabras yo Aqui les escribo de todo corazon El Amor por mi Cuba .Sus Grandes Artistas bolerista Soneros Porque Cuba es un Faro musical Luz Ritmo Guaracha .Some los pioneros de muchos Generos bailables sin Duda. Arriba Nuestro Benny por siempre

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