Belleza e hidalguía de una típica floresta

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El privilegio de la oda martiana “de donde crece la palma…”, bien se puede sumar al chovinismo cienfueguero, pues en nuestra región crecen 17 especies de ese árbol tropical. Así lo atestigua el ingeniero agrónomo Milián Rodríguez Lima, un apasionado investigador del tema.

“Este trabajo lo comencé hace más de 15 años. En ese entonces yo era aficionado a la Botánica y me llamó la atención la polibifurcación de un Sabal en las proximidades de la Ciénaga de Zapata”.

Natal de Covadonga, poblado aledaño al municipio sureño de Aguada de Pasajeros, Milián se motivó por la geografía de la campiña. Ahora tiene 32 años y desde los 17 indagó sobre la flora de la provincia, caracterizada por un alto porcentaje de endemismo. Esta afición la combina con su trabajo como especialista en Sanidad Vegetal de la Empresa Azucarera Antonio Sánchez.

¿Cómo comenzó el estudio de las palmas cienfuegueras en específico?

“Me afané en un estudio integral sobre la distribución fitogeográfica, niveles poblacionales y tipos de suelos de las colonias, así como la conservación de la especie”.

¿Qué exclusividades descubrió?

“Entre las 17 variedades de palmeras de la provincia de Cienfuegos, existen dos subespecies y dos híbridos; además, la más amenazada es la nominada Copernicia brintonorum, localizada en Punta de Mangles Altos (zona limítrofe con Matanzas) y la de más amplia distribución es nuestra Palma Real, junto al Sabal o Palma Cana.

¿Cómo son las subespecies y los hídridos, y dónde se encuentran?

Poblaciones de una rareza: cocotrinax miraguama ssp miraguama, aledañas a Aguada de Pasajeros”Una de las subespecies es la llamada Cocotrinax miraguama, la cual tiene características que la hacen bella; existen colonias en la zona de la Autopista Nacional cercana a Aguada. La otra, la conocida Cocotrinax crinita, ya pasó a la categoría de especie y está en las proximidades del Carzo de Buenos Aires, en el valle de Yaguanabo. Los híbridos están conformados por dos copernicias y se localizan en Sabana de Espiral y en la finca La Pimienta, ambas en Abreus. Esa zona es muy rica en especies de palmas, por el tipo de formaciones vegetales que allí se encuentran. Hay un nuevo híbrido, entre Cocotrinax prebrvricrinis y Cocotrinax miraguama, que se localiza en Yaguanabo y La Vega, ambas en la franja sur de la coordillera de Guamuhaya”.

¿Alguna vez ha pensado en coleccionar palmas?

“Sí, llegué a tener unas cuantas, pero los ciclones me las destruyeron; es muy difícil, pues son de lento crecimiento y luego las adversidades climáticas atentan en contra”.

En Cuba existen 87 de las más de 2 000 especies de palmas del mundo y se le considera aquí la tercera familia de plantas más importante, solo superada por las gramíneas y las leguminosas. Recordemos que el palmiche es útil en la alimentación animal y su madera y sus ramas se usan para construir.

La mayoría de las especies cubanas son exclusivas del país. Aunque en cualquier geografía puede aparecer una palmera; es el trópico su auténtico hábitat.

¿Cómo se puede transmitir a las nuevas generaciones de cubanos el impostergable cuidado de las palmas?

“Actualmente tengo un espacio en la emisora municipal de radio de Aguada de Pasajeros, que se llama ‘A nuestra generación’, porque es muy importante divulgar todo lo concerniente a la flora cubana. En el caso de las palmas, todas tienen su historia, desde la Cocotrinax crinita, la única que adorna su cabellera rubia, en forma de crin, hasta la Aceitera guinea, que contiene aceite en su fruto, o la llamada Flor de Confite, en cuyas propiedades se incluye el criterio de los campesinos de que es muy dulce. Otras, como la Corifa umbraculifera, espera llegar a los 70 años para fructificar, y luego morir.

“Sin nuestras palmas no existieran tan notables poblaciones de cotorras, cateyes o carpinteros, pues en sus troncos nidifican”.

Es otra prebenda del entorno de la bahía de Jagua, este árbol en el que está arraigado el sentimiento de cubanía, símbolo incluso de añoranza de libertad. No olvidemos que los primeros poetas aludían a la belleza de sus frondas y hay testimonios del apego de los nativos a las palmas.

Así se yergue en el paisaje sureño esta floresta, alegoría al aforismo martiano donde belleza e hidalguía se funden como emblema nacional.

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Dagmara Barbieri López

Periodista. Máster en Ciencias de la Comunicación.

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