Béisbol en Cienfuegos: el Gigante y sus pequeños Elefantes

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Uniformaditos, en perfecta hilera y acompañados de entrenadores y padres entraron al estadio 5 de Septiembre. Por supuesto que no les iban a cobrar: un “buenas tardes” fue el precio del acceso y la sonrisa de quienes los veían desfilar. Son los “niños de Muñoz” y venían a ver al equipo de Cienfuegos Sub 23 que disputaba la semifinal de su liga.

Tampoco pasaron inadvertidos para el público, que enseguida les abrió espacio sobre la banda de tercera, la más concurrida por estar sobre el banco del local y favorecida por la sombra a esa hora. También repararon en ellos los de la transmisión televisiva y después llegaron más selfies y fotos.

El mayor de ellos tiene apenas ocho años, aunque las edades del team oscilan entre los cuatro y los seis; pero ya hasta han topado con novenas similares en Trinidad, Palmira y Sancti Spíritus. Y no falta la disciplina, pues entrenan todas las tardes bajo el cuidado y experiencia del Gigante del Escambray, Antonio Muñoz, así como Asdrúbal Martínez, entrenador, y Jesús Castellón, uno de los padres.

Venir al estadio era su sueño: gritaban de lo lindo, repetían coros y parecían fierecillas de verde cuando la Isla de la Juventud, el rival de los de casa, amenazaba en la grama. Perfecta réplica en miniatura de sus adultos. Y se divertían.

A la postre el juego les pasó factura y ya disociados, los podías ver tras el vendedor de rositas o de paleticas de helado. Eran inconfundibles entre la multitud, por pequeños y gracias al verde y negro intenso de sus uniformes. Igual resistieron, ya bien al calor y otro tanto al tiempo, y permanecieron hasta las definiciones. Aplaudieron, saltaron, vociferaron, olvidando el estricto orden que los distinguió antes en su aparición. Así se vive por estos lares el béisbol, y ellos lo experimentan desde pequeños.

Fue la mejor de las tardes para el piquete, amén del trabajo extra para sus papás y profesores (Muñoz también tiene a su pequeño Víctor en el grupo, así que andaba en dualidad de misiones allí). La salida fue un desorden total, como era de suponer, mas fueron igual de notorios para los cientos de aficionados que esa tarde acudieron al “5”. Y los volverán a ver, eso es seguro, y si no que le pregunten a Muñoz.

Todos querían hacerle fotos mientras estuvieron organizados./Foto: Darilys Reyes Sánchez
Todos querían hacerle fotos mientras estuvieron organizados./Foto: Darilys Reyes Sánchez

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Darilys Reyes Sánchez

Licenciada en Periodismo. Graduada en la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas en 2009

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