Bajo el embrujo del bambú

Compartir en

Tiempo de lectura aprox: 4 minutos, 27 segundos

Cuenta la leyenda que antiguamente en las ceremonias religiosas celebradas en China estallaban bambúes en el fuego, y de esta manera expulsaban así los malos espíritus. Del ruido provocado por esta explosión deriva la palabra bam-bú.

En tanto, en Japón, se incluye la planta de marra dentro de la combinación llamada SHO (pino: la fuerza), CHIKU (bambú: la virtud, fidelidad y constancia), BAI (ciruelo: la elegancia y resistencia), que se usan como símbolos durante la celebración del año nuevo. Cada uno de ellos simboliza la virtud humana.

Así las cosas, para los nipones tener espíritu de bambú, implica saber adaptarse a las circunstancias, doblarse con el viento y cuando se agacha por el peso de la nieve, esperar pacientemente a que ésta se derrita para levantarse de nuevo. En definitiva no ser rígido, sino tan flexible como requieran las circunstancias.

He aquí una suposición interesante sobre el vegetal: una persona puede sentarse en una casa de bambú bajo un techo de bambú, sentado en una silla a una mesa hechas del mismo bambú, con un sombrero de bambú en la cabeza y calzando sandalias de bambú. Al mismo tiempo puede sostener con una mano un plato de bambú, en la otra bastoncitos de bambú que le servirán para comer retoños de bambú.

Biscedicleta con partes de bambú

Después de haber consumido su almuerzo, cocinado sobre un fuego alimentado por la combustión del bambú, la mesa podría limpiarse con un paño de fibras de bambú, mientras se refresca con un abanico de bambú, durmiendo la siesta en una cama sobre un colchón y una almohada hechos todos de bambú.

Una vez despierto podría fumar en una pipa de bambú y escribir con una pluma de bambú sobre papel de bambú, para después llevar al periódico sus artículos en cestas de bambú sostenidas con un asta de bambú, cubriéndose con una sombrilla de bambú, podría atravesar un puente suspendido construido exclusivamente de bambú, beber agua de un tubo de bambú, y secarse la cara con un pañuelo obtenido con las fibras del bambú. ¿Qué le parece?

Hablemos de botánica

Bambú es nombre común de varios pastos ornamentales y perennes (gramíneas). Existen cinco géneros con aproximadamente 280 especies. Su distribución es amplia, pero se encuentran principalmente en la parte tropical o subtropical de Asia, África, América, desde el nivel del mar hasta una elevación de 4600 m (15 000 ft).

La literatura botánica da informaciones muy distintas sobre la cantidad de familias y especies de bambú. Lübke, 1967, señala unas 500, la American Bamboo Society, unas 470 de las cuales 400 cultivadas en Estados Unidos. Sintetizando, podemos destacar dos grandes grupos en base al tipo de rizomas y a las características de crecimiento de las cañas: los bambúes monopodiales.

En los primeros los rizomas forman extensiones largas y finas de las cuales crecen las cañas a intervalos regulares. Los segundos presentan raíces bulbosas cortas y gruesas, cuyas extremidades producen las cañas.

Sembrado de bambú

Dependiendo de la especie, la caña puede crecer no más de 30 cm de altura con un diámetro máximo de 2,5 cm o alcanzar en ciertas condiciones los 40 m de altura con diámetros de 5 a 12 cm y espesores de la pared del tronco de 1 cm. A excepción de las hierbas, ninguna otra planta crece tan velozmente como el bambú, con un récord de 121 cm/día medido en 1956 por Nagaoka en Kyoto en un ejemplar de Phyllostachys edulis.

El crecimiento habitual es de 25 cm/día y cada brote que se asoma contiene ya en miniatura todos los nudos que tendrá la caña madura. La gran velocidad de crecimiento del bambú se traduce en una gran productividad de biomasa que, en condiciones ideales, puede llegar a superar las 50 ton/ha/año. Debido a que se recolecta a los 5 años y se regenera sin tenerlo que replantar el bambú contribuye a una Gestión forestal Sostenible.

Algunas especies mueren luego de haber fructificado, mientras otras pueden florecer anualmente varias veces. Las especies pequeñas florecen a los 3 o 4 años, mientras que las gigantes lo hacen al cabo de un periodo de 20 hasta 120 años. El florecimiento puede ser esporádico o masivo, es decir, solo algunas cañas individuales o todo el cepellón, o incluso todos los bambúes que se encuentran en una nación.

Si los aspectos biológicos del bambú son sorprendentes, sus propiedades mecánicas son una fuente de inspiración para los expertos en biomimética. Observando por ejemplo la distribución de los vasos vasculares en la pared de la caña, salta a la vista que las fibras de mayor resistencia se reagrupan más densamente en la periferia, donde los esfuerzos estáticos son mayores, en modo similar a las barras de armadura de las construcciones en hormigón armado.

Según Stöckel, la resistencia a tracción de las fibras que corren paralelamente al eje de la caña alcanza los 4000 kg/cm2.

La mayor producción de la planta tiene lugar en las regiones monzónicas de Asia; buena parte de ellas son leñosas y sólo unas cuantas son herbáceas o trepadoras. Los empleos económicos del bambú son numerosos y variados.

Por ejemplo, las semillas y raíces jóvenes se utilizan como alimento, y las hojas constituyen un excelente forraje para el ganado. De diversos tamaños, los tallos se emplean en tuberías, como madera de construcción, mástiles, puentes, así como para fabricar muebles, arcos, recipientes de cocina, cubetas, artículos de mimbre, pasta de papel, cuerdas y tejidos. Hay casas completas que se construyen con tallos de bambú, en fin se dice que tiene más de 1 500 usos diferentes.

Cuida el medio ambiente

Está demostrado científicamente que una hectárea de bambú puede absorber entre 11 y 18 toneladas de CO2 por año, sustancia nociva para el medio ambiente. De atenernos solamente a ese beneficio sería suficiente para fomentar la reforestación de esa planta, originaria de Asia, específicamente de la India, y perteneciente a la familia de las gramíneas.
Además, ayuda a contrarrestar la desertización ya que sus raíces evitan que las lluvias se lleven la tierra. También puede servir para proteger los campos de cultivo a modo de cortinas rompevientos.

Su capacidad de resistencia y el pronto crecimiento es cada día más empleada por millones de seres humanos en el mundo, como una alternativa a la creciente escasez de madera para disímiles destinos, entre ellos la fabricación de casas, andamios, mobiliarios y utensilios para el hogar, como sillas y mesas, e incluso han corroborado su efectividad en la confección de puentes, además de otras utilidades.

La culinaria lo demanda

Desde el punto de vista nutricional, los brotes tiernos han sido popularizados por la cocina china. Se destacan por su alto contenido en fibra y especialmente su gran aporte de Silicio. Esta última cualidad lo hace muy recomendable en personas desmineralizadas o que sufren de problemas osteoarticulares (artrosis, artritis, reumatismos, descalcificación, etc.) ya que colabora en la síntesis de colágeno y esto favorece la salud de los huesos y cartílagos. Y se añade un efecto remineralizante que puede ser beneficioso en la menopausia de las mujeres.
Amén de su cualidad reconstituyente, nos ayuda a tener un buen nivel de energía y ánimo, aportando beneficios en nuestra respiración y funciones hepáticas. Asimismo, el sílice estimula el sistema inmune e inhibe el proceso de envejecimiento en los tejidos.

Y como si fuera poco, este producto natural es un afrodisíaco muy conocido y utilizado en China, cultura que tiene un saber sexual muy amplio. Debido a su alto contenido en nutrientes, las cañas del bambú aumentan considerablemente el apetito sexual causando además un resultado vigorizante reconocido durante milenios en la sabiduría asiática.
El bambú es apto para dietas adelgazantes, pues proporciona bajas calorías, saciante, suavemente laxante y disminuye, gracias a la fibra, la absorción de grasas y azúcares. Como medicina, Enrique “El Gallego” Otero, considerado el primer Científico Popular cubano, ya desaparecido, recomendaba sus raíces en cocimiento como un diurético.

Visitas: 482

Armando Sáez Chávez

Periodista de la Editora 5 de Septiembre, Cienfuegos, Licenciado en Español y Literatura y Máster en Ciencias de la Educación

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *