Azucareros del “Antonio Sánchez” de Cienfuegos se empinan ante los escollos

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Cualquiera pensaría en lo imposible de volver armar el desbarajuste de piezas, equipos y agregados, cual desparramo de los engranajes de un reloj. Sin embargo, para mecánicos, electricistas, paileros, soldadores, instrumentistas y demás operarios del central Antonio Sánchez, de Cienfuegos, todo ese aparente panorama de caos es de lo más común del mundo en la etapa de reparaciones, según aseguran los experimentados azucareros.

Por supuesto, cada año son similares los trajines en el alistamiento de la maquinaria industrial, solo que esta vez las condiciones previas fueron excepcionales, comoquiera que la propia situación epidemiológica con la Covid-19 y el recrudecimiento de las medidas impuestas por el bloqueo yanqui, limitaron la disponibilidad de recursos materiales imprescindible en el preámbulo de una nueva zafra.

“Como se sabe, la carencia de gases industriales, especialmente el oxígeno, debido de la demanda del gas medicinal, nos obligó a recurrir a alternativas como el uso de electrodos en lugar del empleo de los equipos de oxicorte, esto sin mencionar el déficit de rodamientos y laminado”, precisa Osmel Martín González, administrador del ingenio aguadense.

El joven ingeniero Osmel Martín, administrador del ingenio, confía en dejar a punto de arrancada la maquinaria para finales de noviembre. / Foto: Armando Sáez

Un recorrido por el área de basculador y molinos, basta para apreciar cuánto se crecen los azucareros aquí para paliar las dificultades. Entre los muchos ejemplos a destacar, encontramos en plena faena a soldadores empeñados en el blindaje de las masas.

“De otro modo sería necesario trasladar a una planta de Villa Clara estas moles de acero, con el consabido gasto de transportación y trabajo. Aquí, con iniciativas propias, rescatamos las coronas con la utilización de varillas eléctricas”, aclara Yenny Marrero Ruiz, jefa de esa área fabril.

Si bien al principio hubo cierta reticencia por su condición de mujer al frente de un colectivo mayoritariamente masculino, muy pronto Yenny supo granjearse la simpatía y confianza de sus subordinados. “Pienso que el secreto, reconoce, es el nivel de comunicación, estar al tanto de sus problemas personales y ser sensible ante ellos, lo que en nada riñe con la autoridad y el respeto, todo lo contrario”.

Tal vez esa empatía influye en que los molineros echen pie en tierra por cumplir cualquier tarea, por compleja que sea. Ahora mismo, el liderazgo de la joven mucho tiene que ver con el avance diario del cronograma previsto para esta etapa, aun con todas esas limitaciones.

Ese mismo ambiente de optimismo se respira en cada rincón del otrora central Covadonga. Inmerso en su ocupación profesional y apenas convaleciente de la Covid-19 encontramos a Carlos Alberto Pedraza Quintero, una suerte de símbolo humano para los azucareros aquí.

“Contamos con un colectivo de mucha experiencia en el oficio y ello nos ha permitido ir sorteando obstáculos en el área bajo mi responsabilidad. Sabemos muy bien que está en juego la arrancada del ingenio y de nosotros depende, en gran medida, la operatividad semiautomática del proceso de fabricación de azúcar, con el objetivo de reforzar y tener resultados de calidad y optimización de todos los recursos que intervienen en la elaboración del dulce”, detalla el actual jefe del área del departamento de Automática e Instrumentación.

La diligente conducción de la jefa del área de basculador y molino, Yenny Marrero, ha facilitado un amplio movimiento de recuperación de piezas y agregados. / Foto: Luzdeiby González

Para este veterano con casi medio siglo lidiando con estos “hierros” no hay muchos secretos por develar en materia de recuperación y reparación de equipos y piezas de repuesto. Los años al frente del Comité de la Asociación Nacional de Innovadores y Racionalizadores (Anir) le permitieron contagiarse del ánimo de la creación emprendedora, resultados que hoy avalan los premios y lauros alcanzados por los aniristas del “Antonio Sánchez”, en fórums de ciencia y técnica y otros eventos competitivos.

Para todos aquí, el tiempo sigue constituyendo una carrera contra el reloj. Al decir del administrador, los principales “cuellos de botella” y focos rojos se localizan en el cambio de un juego de cuchillas, la planta de residuales, un tanque de potasa, mesa de alimentadora y tanque de agua de retorno para las calderas de vapor. En tanto, en la planta eléctrica las labores de mayor complicación están centradas en la sustitución del turbogenerador por otro más potente de cuatro Megawats; en tal sentido solo falta por definir una turbina de esa capacidad a fin de instalarla.

La tarea por delante es titánica, tanto por los volúmenes de trabajo, como por los desafíos para suplir las carencias. El reto es enorme en las circunstancias actuales, pero como le oí decir a un experimentado mecánico, “no hay miedo; de otras, con similares escollos, hemos salido victoriosos, pues los azucareros del ‘Antonio Sánchez’ sabemos empinarnos”, aseguró convencido de sus fuerzas.

Carlos Alberto Pedraza es algo así como el símbolo humano del “Antonio Sánchez”, con una huella dejada en casi todas las áreas de la industria. / Foto: Armando Sáez

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Armando Sáez Chávez

Periodista de la Editora 5 de Septiembre, Cienfuegos, Licenciado en Español y Literatura y Máster en Ciencias de la Educación

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