Arte a partir del reciclaje

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A pocos días de haber retirado las obras que se ofrecieron al público por el periodo de la Bienal cienfueguera, raros son los que observaron esas piezas como denuncia de algunas actitudes humanas. Lo cierto es que, para muchos, pudo haber parecido una de las tantas excentricidades de los artistas; para otros, significó una nueva manera de llamar la atención sobre el creciente fenómeno del incremento de los desperdicios en la Tierra.

Desde mucho antes de 1929 el mundo occidental ya enfrentaba profundas crisis económicas. Sin embargo, fue a partir de ese año, que el capitalismo devorador comenzó a diseñar una estrategia para emerger, basada en un razonamiento divulgado en una revista de publicidad de la época: “Un artículo que no se estropea es una tragedia para los negocios”. Ceñidos a dicha máxima, pronto diversas fábricas y empresas comenzaron a gestar productos con menor tiempo de utilidad, y de este modo, hubo siempre un aumento constante de las ganancias. Pero ¿y la contraparte? En la actualidad, la tendencia se ha agudizado, con el consiguiente problema de la chatarra que ello genera.

La mayoría de los seres humanos poseemos la filosofía de que, ante cada nueva adquisición se impone botar lo anterior, lo viejo. De tal suerte, los desechos han creado un grave problema de contaminación en todas partes.

En la actualidad, una ciudad genera alrededor de 12 mil toneladas de residuos sólidos y se estima que cada habitante produce cerca de 1,5 kilogramos de basura diarios en los países desarrollados. Muchos de estos productos constituyen suciedades difíciles de degradar o poderosas fuentes de intoxicación del aire, para los suelos o el agua.

Ante la problemática, artistas de todo el mundo intentan remover conciencias a través de sus trabajos. La filosofía predominante: reutilización de cualquier material. En este punto, la basura deja de existir porque todo es reusable. Lo que para algunos está obsoleto, puede ser indispensable para otros.

Así pues, pueden combinarse distintos materiales como cartón, botellas de plástico, metal, piezas de automóviles, llantas, vidrios, latas, artefactos electrónicos, telas, maderas, papel… Las obras construidas basadas en altos estándares de calidad según los expertos demuestran que a partir de este concepto artístico es posible producir auténticas maravillas: el upcycling art nace entonces como tarea de salvación, que otorga nueva vida a lo aparentemente inservible, elaborando piezas extraordinarias.

Muchas de ellas son compradas y llegan hasta formar parte de colecciones privadas, hecho gratificante para los precursores de la idea, pues han logrado uno de sus objetivos: reusar mientras disminuye la cantidad de desperdicios y todo ello evitando que lo creado sea asumido como basura.

En nuestro país existen muchos ejemplos que podrían citarse, pero el de más resonancia es Alexis Leyva Machado, conocido en todo el mundo como “Kcho”. Este pinero ha conseguido exponer sus obras en los más importantes escenarios: colecciones públicas y privadas en América del Norte, América Latina, Europa, Asia y África.

Muchas de las obras de Kcho presentan componentes considerados desechables por nuestra sociedad, sobre todo con maderas, gomas y metales. Obras como “El camino de la nostalgia” (1995) o la exposición colectiva presentada en el Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Trento en Italia, denominada “Trash” en el año 1997, o el ofrecido por Osmany Caro en el muelle real cienfueguero, “Mira-Mar”, son ejemplos notables en los que los autores emplearon materiales contaminantes.

En sus mentes estuvo presente la innovación, y en ello radicó la importancia de la creación de nuevos valores para los recursos ya existentes. Además, está confirmada su importancia no solo en la evolución del mundo artístico, sino también para el desarrollo económico y social en los poblados y ciudades.

Si bien esta tendencia artística no constituye la solución más factible ante el preocupante deterioro medioambiental frente al residuo antrópico, los involucrados en ella son perseverantes y apuestan por su continuidad, para remover conciencias de forma oportuna.

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Delvis Toledo De la Cruz

Licenciado en Letras por la Facultad de Humanidades de la Universidad Central "Marta Abreu" de Las Villas en 2016.

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