Ariza: historias literarias de la cárcel

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De El presidio político en Cuba (1871) de José Martí, aparecido durante el siglo XIX; y Poemas de la mujer del preso (Emma Pérez, 1932); Presidio Modelo (Pablo de la Torriente Brau, 1935) y Hombres sin mujer (Carlos Montenegro, 1938), los tres firmados en la tercera década de la centuria posterior, a Dichosos los que lloran (Ángel Santiesteban Prats, Premio Casa de las Américas de Cuento en 2006) u otros títulos signados en la Isla o la diáspora por escritores nacionales, son tres siglos de una no por limitada en términos cuantitativos menos importante literatura cubana sobre el tema carcelario, variantes ensayística, poemática y fictiva, esta última la predominante.

Ariza, Premio 2014 en Narrativa de la Fundación Fernandina de Jagua y título presente en la actual Feria del Libro, se suma al subgénero, a través de la voz literaria de Alexis García Somodevilla, quien entrega aquí su tercera obra para Mecenas, luego de El deshollinador (2000) y Senderos virtuales (2002).

Su colega, el escritor Miguel Cañellas, presentó este su nuevo libro en el Programa Profesional del evento, con base en el Museo Provincial, y este viernes 10 se reeditará en la prisión de Ariza, cual parte de un programa doble de presentaciones en dicho penal provincial, espacio geográfico donde está ambientado un relato de esbozos autobiográficos y veladas o explícitas alusiones al entorno intelectual y social de Cienfuegos.

Cañellas no se reservó elogios para encomiar un material que ha encontrado una audiencia local muy interesada en adquirirlo y de hecho se convirtió ya en uno de los libros de mayor atracción en el evento que transcurre desde el martes hasta el domingo.

El editor del volumen, el también escritor Ian Rodríguez Pérez, aprecia que “Ariza es un volumen constituido por 52 piezas entrelazadas de manera tan orgánica que para muchos, más que libro de cuentos es una novela, donde se narra la historia de Daniel, un escritor devenido recluso (…). El cambio que se produce en la visión del protagonista deja entrever un mundo que rara vez se discute, o que al menos, al tornarse insoslayable, se trata con sumo cuidado. La idea del mal como un ente metafísico que gravita en la vida de los hombres, la crueldad innata del ser humano, el deseo de hallar un sentido dentro de tanta locura, parecen ser algunos de los hilos que nos arrastran hasta un final impredecible, absurdo, resultado también de una manera muy cubana de considerar lo que es punible (…)”.

Alexis aludió en la presentación a una de las piezas o cuentos, la titulada Fernando, en la cual se define el tipo de universo penal descubierto en el texto, mucho más vinculado a lo real que al halo morbo mitificador de tanta pantalla u obra escrita de tema carcelario: “La cárcel que le tocó a Daniel no era la del cine, la de la literatura, la de los medios. Eso sí, era un sitio de maldad, pero sin estridencias. No había tantos muertos por reyertas, ni tantas violaciones, ni siquiera robos (como cualquiera hubiera creído). Las causas de los problemas…” y en cuáles son ellos dejo en la interrogante al lector que todavía no lo haya comprado, para que se acerque a este nuevo exponente del subgénero carcelario en Cuba, publicado por un sello local que reafirma así su pluralidad temática y respaldo a obras tan heterodoxas en el panorama territorial como el texto de García Somodevilla.

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Julio Martínez Molina

Licenciado en Periodismo por la Universidad de La Habana. Periodista del diario 5 de Septiembre y crítico audiovisual. Miembro de la UPEC, la UNEAC, la FIPRESCI y la Asociación Cubana de la Crítica Cinematográfica

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