Antonio López Sánchez, presencia de la trova en la obra literaria de nuestra Cuba actual

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La trova en Cuba ha sido el género que más confluencia ha tenido con la poesía, haciendo también de trovadores y poetas un vínculo indisoluble que ha persistido desde la llamada Trova Tradicional hasta la actualidad. En el año que se está celebrando el 50 Aniversario de la fundación de la Nueva Trova se hace necesario resaltar también la obra de los escritores, poetas, investigadores y periodistas cubanos que han acompañado el proceso creativo de estos artistas, perpetuando su legado a través de la palabra; haciendo que la leyenda de los bardos no se pierda en esas madrugadas en las que adornan la noche, perfumando el ambiente con canciones y guitarras.

¿Cuántas anécdotas y leyendas quedarán olvidadas en esas mismas madrugadas de encuentros y desencuentros en toda la geografía cubana? Es importante acercarse a los seres humanos detrás del mito y develar las historias que han quedado sin contar. Por eso, en esta ocasión, he elegido proponer a los lectores un acercamiento a la obra de Antonio López Sánchez (Ciudad de La Habana, 1973) que, dentro de su creación literaria, ha puesto empeño en resaltar y rescatar varios aspectos de la Trova en Cuba, entre los cuales se encuentra la presencia femenina en el movimiento, con el libro de entrevistas Trovadoras (Editorial Oriente, 2009); también el libro de ensayos Convertida en canción. La imagen de la mujer en los textos de la Nueva Trova, (Editorial Capiro, 2019); La canción de la Nueva Trova (sello Atril Ediciones Musicales, del complejo de producciones Abdala, 2021). Varios de sus poemas podemos encontrarlos en el casete Más que sobrevivir, de la trovadora Rita del Prado, grabado en vivo (1999) y en el casete La impúdica es la guitarra, también grabado en vivo junto a varios trovadores (2000) ambos en el Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau. Amablemente Antonio accedió a contestar varias preguntas en torno a la Trova, la mujer cubana trovadoresca y su trabajo autoral cercano al movimiento.

¿Por qué escoger la Trova como tema de investigación y escritura?

“He contado la anécdota de que, muy pequeño, casi antes de saber leer, le cantaba unos recitales a mi abuela donde Te doy una canción era siempre el último tema. Quizá escogí ese tema investigativo (¿o quizá el tema me escogió a mí?) porque traté de llegar a buen trovadicto, ya que no pude llegar a trovador o a músico. No por desafinado, que conste en acta. Las mareas de la vida me alejaron de la guitarra y me la cambiaron por una cuartilla en blanco para escribir. Incluye también que soy un melómano convicto y confeso. Además, soy periodista. Entonces, el periodismo y la investigación me ayudaron a tratar de contarle a los demás cuánto de hermoso y válido hay detrás de sentir y disfrutar la historia de un puñado de canciones y de sus hacedores.
Si añadimos que ha habido Trova en Cuba desde la segunda mitad del siglo XIX hasta hoy. Si es posible afirmar que esa corriente creativa es una de nuestras más sólidas raíces y signos de identidad criolla, cubana, y que, en buena medida, la Trova nos ha acompañado en las verdes y maduras de nuestro devenir como nación, creo que hay bastantes argumentos como para defenderla. Algunos lo hacen con más canciones. Yo lo intento desde las páginas de la entrevista, el ensayo, la investigación. Ahora, la Trova acaba de ser declarada Patrimonio Cultural de la Nación. Con esos truenos no se duerme: se sigue cantando y escribiendo”.

¿Cómo ve la presencia femenina dentro de la Trova en Cuba?

“La relación entre las mujeres y la Trova ha sido uno de mis temas de trabajo. La génesis de esa línea de labor nació en los diez años que pasé como periodista en la Editorial de la Mujer. De esa mezcla, las teorías de género y mi pasión por la investigación trovadoresca, nacieron algunos frutos. Así salieron los libros Trovadoras (Editorial Oriente, 2008), con entrevistas sólo a mujeres que cultivan esta vertiente, y luego Convertida en canción (Capiro, 2019), un ensayo que analiza la imagen de la mujer en los textos de las canciones de la Nueva Trova.
Te cuento todo esto porque ese trabajo me acercó a conocer más sobre las trovadoras, sus obras, sus mundos. Hemos sido compañeros de viajes y eventos; he sido público de sus conciertos; he estado junto con ellas en paneles y descargas. Sin embargo, todavía hay que visibilizar más la Trova, la femenina y toda la otra. En un mundo donde impera el machismo y el dinero como signos de triunfo y realización; donde estamos saturados de la tontería más simple y el puro hacer para la venta más rápida sin mover las neuronas en buena parte de la música, pues la Trova sigue siendo, más que nunca, una creación de resistencia (humana, cultural, identitaria, vital).

“Para llevarlo a una idea mayor. Lo más importante no es sólo que haya mujeres como trovadoras o que haya mujeres reflejadas en las canciones desde posturas más enaltecedoras, progresistas, o hasta que haya mujeres que las escuchen y se vean retratadas o impulsadas a más. Lo verdaderamente importante es que, gracias a esas presencias, por contraste, podemos notar que todavía falta mucho en ese camino de ofrecer a las mujeres, trovadoras o campesinas o amas de casa, un mundo más justo para ellas, con mayor equidad, con más igualdad de oportunidades. La presencia femenina, con voz propia y con todos los beneficios, en todos los estratos, quehaceres y decisiones de la sociedad nunca será suficiente. Esa lucha no debe cesar jamás”.

¿Qué experiencias ha dejado en usted como investigador y escritor haber desarrollado estos temas?

“Sobre todo, un gran aprendizaje. No sólo de los temas propios del devenir trovero sino de la vida toda. Para el investigador, es un lujo pasarse horas en un viaje por carretera escuchando de primera mano las memorias y valoraciones de un Augusto Blanca o de una Marta Campos, por sólo citar dos nombres. Para un periodista que investiga sobre música, no hay nada más placentero que hablar de música con los músicos. Ahí hay vivencias, sentires, miradas, que no están en los libros, y que también son historia, y que, de alguna manera, le toca a ese periodista preservar y difundir.

“Para el escritor, ningún tema humano (o divino, o sideral, o mágico) es ajeno. Más de una de mis novelas o cuentos, sean de fantasía, de realismo y hasta de literatura infantil, tiene mujeres como protagonistas. Algún sedimento habrá de todo ese entramado que sale a flote de otro modo. Si unas mareas me alejaron de las guitarras, otras me trajeron las palabras. Entonces, esos oleajes merecen que haga uno lo suyo (“a tiempo y sonriente”, diría Silvio). Resumiendo, aunque tampoco es un lecho de rosas y hay sus tragos amargos y también sus malas personas, uno prefiere mirar las joyas, las claridades, y elevarlas y dejar que, por sí mismas, se consuman las sombras. Según dice Silvio (otra vez), quedaremos los que podamos sonreír ‘en medio de la muerte, en plana luz‘. A esa escena luminosa, unos cantando y otros escribiendo, es que tratamos de llegar”.

¿Qué importancia tiene visualizar la obra de nuestra mujer dentro de la Trova?

“Dentro de la Trova, y dentro de toda la sociedad, la presencia de las mujeres es vital. Esa capacidad de dar vida, que es regalo y exclusivo don femenino, se traslada también a todos los ámbitos donde la mujer se incluye y deja buenas huellas. Además, no sólo sucede en la Trova. Hay una ascendente presencia femenina en la ingeniería de sonido, en la investigación musicológica y en la música (incluso en instrumentos ‘raros‘ como el trombón o el bajo o las congas).

“Tanto en la Trova como en la humanidad toda, una mayor presencia y visibilidad femenina, por supuesto, como ente participante y con capacidad de hacer y decidir, nos hará mejores a todos, a hombres y mujeres. Ahora mismo, desde María Teresa Vera, pasando por Sara González, Marta Campos, Yamira Díaz o Yeni Turiño, hay una larga lista de buenas canciones, dignas de cualquier antología de lujo. Esos legados, hay que defenderlos. Esas buenas canciones, tanto de autorías femeninas como masculinas, también ayudan a que Cuba sea mejor ‘con todos y para el bien de todos’”.

Estoy totalmente de acuerdo con Antonio en que deben rescatarse aún más estas historias, muchas de ellas contadas y cantadas desde la vivencia. Existen infinitas anécdotas que merecen ser escuchadas y preservadas a través de la memoria escrita. Solo así el legado podrá un día llegar a quienes no vivieron en una misma época y estuvieron presentes en los acontecimientos. Cada historia que se pierde, se diluye en el olvido y es un eslabón que faltará luego para la comprensión del pensamiento musicológico cubano. Mi agradecimiento al periodista, escritor y poeta Antonio López Sánchez, por acceder a departir sus experiencias con los lectores del “5 de Septiembre”.

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Sandra M. Busto Marín

Licenciada en Música con perfil de flauta. Diplomada en Pedagogía y Psicología del Arte, Pedagogía Musical y Educación por el Arte. Máster en Arte. Todo en el Instituto Superior de Arte de La Habana.

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