Analogías de Ismaelillos

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A propósito de haberse celebrado hace unos días el aniversario 42 del grupo musical Ismaelillo, nos detenemos un poco a analizar dónde estuvieron aquellos azarosos caminos que convergieron desde la magistralidad de un pensamiento para convertirse en maravillas de lo esotérico. José Martí y su hijo José Francisco (Ismaelillo), Gonzalo Bermúdez (el maestro) y su grupo musical Ismaelillo: solo bastaron unos pocos meses para que transcurriera el centenario (1881-1980) entre la idea del alma pura de un hijo y la purificación de una música para el alma.

Luego del fracaso del intento insurreccional de la Guerra Chiquita, con el cual numerosos patriotas cubanos procuraron levantar los ánimos tras el Pacto del Zanjón, Martí se establece temporalmente en Caracas. Para ese entonces ya había sido deportado a España, y años más tarde había fijado su residencia en la ciudad de Nueva York. Desde esta última urbe participó en los preparativos del mencionado plan insurreccional e iniciaba el que sería su novedoso proyecto nacional liberador.

Caracas, fue la tierra que selló la creación artística e intelectual de Martí, cuando atrapado por amores y desamores, añoranzas y sueños, escribe en 1881 su libro de poemas Ismaelillo, publicado al año siguiente en Nueva York. El distanciamiento de su patria, su esposa e hijo, fueron las razones que centraron el nacimiento de este libro cargado de amor; aunque, es a su hijo José Francisco a quien lo dedica. Parte de la dedicatoria, aquí se expone: “Hijo:Espantado de todo, me refugio en ti. Tengo fe en elmejoramiento humano, en la vida futura, en la utilidad de la virtud, y en ti.”[1]Concepción que el maestro Gonzalo Bermúdez tomó y asumió, casi cien años después para la creación del grupo musicalIsmaelillo, paradigma de un proceso pedagógico de formación de valores éticos y morales de amplia dimensión, que logró consolidar en el tiempoun proyecto humanista, lleno de bondad, nobleza y visión de futuro  mediante la aplicación de la música, la cual tiende a obrar sobre los hombres haciéndolos mejores.

Ismaelillo, proviene del nombre bíblico Ismael, hijo de Abraham y Agar. La etimología de esta palabra, es aún tema de discusión, sin embargo existen coincidencias en cuanto a su significado, ser fuerte contra el destino. Es con este nombre con el que José Martí bautizó en su corazón a su hijo y es el conjunto de los quince poemas que componen el libro, los que describen la más pura esencia de amor paternal que jamás se haya podido narrar. Martí no creía en el arte por el arte, sino que la poesía debería ser utilitaria, un catalizador social. Temáticas como la ausencia de amor por su hijo, la hostilidad hacia la vida moderna y el materialismo, la fe, la protección, el consuelo, y la inspiraciónse presentan como un leitmotiv en el texto. Por otra parte conferir al color blanco, el valor tradicional de pureza, castidad, perfección y belleza moral, es sugerir la eterna presencia del hijo y su influencia purificadora.

Pareciera que estas ideas expuestas se extrapolaban en el tiempo. Los consejos hacia el obrar bien, la defensa de sus muchachos en cualquier circunstancia, así como el cariño y la exigencia constante formaron parte de la vida de los Ismaelillos de Gonzalo. El compromiso y la convicción de no fallar ni en los momentos más difíciles acompañaron tanto al “Ismaelillo” de Gonzalo, como al de José Martí.

Dos momentos cruciales marcaron la vida de José Francisco Martí y Zayas-Bazán.Uno, cuando todavía adolescente e independizándose por sí solo de su familia materna, decide integrar las filas del Ejército Libertador a las órdenes del general Calixto García, y el otro, cuando responde a una injuriosa misiva del periodista Ramón Vasconcelos, destacado por su servilismo a la oligarquía cubana. En la misma hace algunas referencias importantes: “(…) Tengo para mí, sin embargo, la satisfacción del deber cumplido; fe y esperanza en la utilidad de la virtud y en el mejoramiento humano”.[2]

Sirva este último juego de palabras que pertenece a la dedicatoria que su padre José Martí le realizara en su libro Ismaelillo, para reafirmar su convicción patriótica, humana. La misma que el maestro Gonzalo Bermúdez utilizó como concepción de creación de su gran obra, el grupo musical Ismaelillo. El maestro, como todos le llaman a Gonzalo Bermúdez, decidió siempre al igual que José Francisco estar del lado del deber y no del que mejor sirve, cuando abandona sus estudios de Ingeniería Agrónoma en el Instituto Juan PedroCarbóServiá en La Habana, para  responder al llamado de Fidel para maestros voluntarios en el Escambray, con solo 16 años de edad. Esos fueron los cimientos que encontró una fértil tierra para comenzar el abono de una semilla que ya había sido sembrada. Con un año más contaba el Ismaelillo de Martí cuando también se alistó para emprender la lucha. Destino, causalidades o casualidades que emergen sin siquiera provocarse.

A partir de ese día, de esa inusitada vocación por el magisterio de Gonzalo es que comienza esta historia, la cual marcaría pautas en la pedagogía cubana de todos los tiempos. La música desde entonces, fue su compañera y guía.

*Doctora en Ciencias Históricas.


[1]Martí Pérez, J: Ismaelillo. Editorial Pueblo y Educación. Segunda edición, 1996.

[2]Barnet, A.  José Francisco Martí y Zayas-Bazán: El Ismaelillo de José MartíCuba periodistas, 2018.

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Alegna Jacomino Ruiz

Doctora en Ciencias Históricas

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