El alma de Ponvert aún camina en Espartaco

Compartir en

Tiempo de lectura aprox: 1 minutos, 29 segundos

A veces resulta decepcionante arribar a poblados lejanos, en los que el tiempo devoró la historia de sus antiguas estructuras arquitectónicas. Pero cuando hallamos una de ellas que desafía a Cronos contra todo pronóstico, nos enciende la curiosidad y la esperanza.

Así batalla un hermoso monumento, desde el corazón del poblado palmireño de Espartaco: la torre-reloj de 12 metros de altura, que cumplirá 99 años en 2021, descuella como el elemento más insólito que se puede ver a kilómetros a la redonda.

Mayor sorpresa fue echar un vistazo la hora: 4:25 minutos de la tarde. ¡Funciona! ¡Extraordinario!

Es increíble como aún conserva el brillo de los ladrillos de su sección cuadrada en los tres niveles, más las molduras y cornisas repelladas. Pero el tiempo es terrible contrincante: de los cuatro relojes, uno por cada lado, solo funciona el que da la bienvenida por el noroeste. Además, su pequeña verja perimetral y las ventanas del conjunto superior, ya muestran señales de vencimiento.

Una vieja foto tomada en 2007 destaca a ocho delgadas señoronas custodiando al mítico reloj. Hoy, de esas ocho palmas reales solo quedan cuatro, y el tronco erguido de una, que sucumbió al estampido de un relámpago.

Detrás, se alza la torre del que fuera el antiguo central Espartaco, otrora Hormiguero, cuna durante el siglo XIX de Fermín Gorazabel y J. Reina Capetillo, y con posterioridad de Luisa Maximina, los hermanos Luis y Elías Ponvert, esposo de la primera.

A la muerte de este último —administrador y gestor principal de la fábrica desde 1880—, ocurrida el 13 de agosto de 1917, está dedicado este asombroso sitial, levantado por las manos de los trabajadores del azúcar, y muestra de ello es la tarja colocada en el primer nivel de la estructura.

“El espíritu superviviente de Elías Ponvert mueve y moverá por medio del ejemplo y el estímulo esta gran organización industrial por él creada en beneficio y gloria de la nación y el país”, puede leerse debajo, en letras bellamente fundidas.

Nunca supo Ponvert —tal vez sí su amada esposa— que años después su reloj marcaría el momento preciso para “tomar” el central a manos de 2 mil trabajadores en 1933, mientras se exigían mejoras en el trato laboral de los obreros, en virtud de la lucha por el pago del diferencial azucarero.

Pero lo que pasó en 2002 no tuvo antecedentes: desmantelamiento total, y Cronos aprovechó el momento para engullirlo todo a su paso: devoró vigas, pisos, caminos de hierro, trenes, tanques enormes, casas y edificios.

Pero no pudo tragarse el alma de Ponvert, que insiste en dictaminarlo todavía; en caminar por allí entre dos manecillas; unas agujas que tejen su círculo inexorable, y de vez en vez, entre leves campaneos.

Visitas: 33

Delvis Toledo De la Cruz

Licenciado en Letras por la Facultad de Humanidades de la Universidad Central "Marta Abreu" de Las Villas en 2016.

6 Comentarios en “El alma de Ponvert aún camina en Espartaco

  • el 6 octubre, 2020 a las 8:15 am
    Permalink

    Delvis, estas crónicas de viaje nos permiten acompañarte, son un género que aportan conocimiento y frescura al sitio y a las páginas del “impreso”. Sabes? He estado allí antes y después de la debacle y nunca había leído la tarja, gracias por este trabajo, Magalys Chaviano, no soy quien comentó antes

    Respuesta
    • el 6 octubre, 2020 a las 1:33 pm
      Permalink

      Gracias a todos por sus lecturas.
      Sin dudas habrá una segunda parte, como la publicada hace algún tiempo sobre el “Palacio arrabalero” del antiguo central Marta Abreu.
      Sitiales como ese hay muchísimos por todo Cienfuegos, solo basta con salir en su búsqueda. Lo que decepciona la mayoría de las veces es el abandono, y la falta que de atención que presentan. Bien que podrían ser paradas de un sendero cultural por el territorio o algo por el estilo, insertado en el programa de algún proyecto comunitario.
      En definitiva, este hermoso reloj, por desgracia, le sigue los pasos a la desdichada casa-vivienda de Marta Abreu en la periferia crucense.

      Respuesta
  • el 6 octubre, 2020 a las 7:52 am
    Permalink

    Me encantó el artículo, no conocía este monumento, hace falta que las personas que realmente tienen el poder lo lean para darle una restauración y que se mantenga en pie 100 años más.

    Respuesta
  • el 5 octubre, 2020 a las 3:01 pm
    Permalink

    Interesante me agrado leer este articulo sobre una bella obra arquitectonica que no sabia existiera en mi linda ciudad, gracias por permitirnos conocer un más sobre nuestra Ciudad del Mar, me gustaría más articulos como este.

    Respuesta
  • el 5 octubre, 2020 a las 8:59 am
    Permalink

    Interesante artículo, le ha quedado muy bien. Podría hacerlo con todos esos monumentos que “existen” olvidados por toda la provincia de Cienfuegos y que independientemente de la época y el motivo, de verlos se le aprecia un valor cultural. La esclavitud fue algo horrendo y triste, sin embargo, ir a San Isidro en Trinidad, entre otros lugares, y ver rastros de esa etapa es algo que impresiona. Cienfuegos necesita a un Eusebio Leal.

    Respuesta
    • el 5 octubre, 2020 a las 11:50 am
      Permalink

      Gracias por su lectura.
      Esto de las crónicas de viaje es una iniciativa que nació hace varios meses. Sin dudas aprendemos siempre en cada una de ellas, y nos da una idea exacta de la situación actual que presenta el patrimonio azucarero, no solo en Cienfuegos sino en el resto del país.
      Haría falta no uno, sino varios Eusebio para poder salvar a todas las “almas” que aun vagan por nuestros centrales.

      Respuesta

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *