Allí donde un niño diferente es feliz

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Dos pequeños con un mismo primer nombre, dos Luises, dos niños que nacieron bajo difíciles circunstancias y hoy les hacen llevar, a ellos y a sus familias, una vida distinta. Tienen necesidades especiales de educación e instrucción. Luis Ander, de seis años, quien se prepara para el próximo septiembre “entrar” a una escuela especial; y Luis Mario, de tres, asisten al círculo infantil Niños Felices, ubicado en la “primera” de Tulipán, en la ciudad de Cienfuegos.

Anniki Sabina Hernández, directora del Cìrculo Infantil Niños Felices./Foto: Efraín Cedeño

“Nuestra institución tiene una matrícula de 201 infantes, y de ellos doce resultan atendidos en un salón para educandos con necesidades especiales, esta ha resultado una experiencia enriquecedora y un reto, porque hemos podido comprobar en la práctica, lo oportuno de vincularlos al medio en el cual conviven con el resto de sus compañeritos”, comenta Anniki Sabina Hernández, directora del centro, avalada por 38 años de labor en la primera infancia.

Los párvulos son atendidos por un equipo multidisciplinario, integrado por educadora, defectóloga y una estudiante del útimo año de Enseñanza Especial. Nieves Sotolongo Sosa, miembro del team comenta sobre el particular: “Por lo general recibimos niños con afectaciones por diferentes causas: del área del conocimiento, motoras, del lenguaje, el intelecto, la socialización, entre otras. Llegan a la institución con un diagnóstico y acá trabajamos con ellos, también con la ayuda y cooperación de la familia. Al terminar en el centro, el cambio es notable”.

Melissa Orozco Delgado, estudiante del cuarto año de la Escuela Pedagógica, desarrolla aquí sus prácticas pre-profesionales y espera comenzar su vida laboral en “Niños Felices”, “porque aquí me he sentido realizada, le he tomado un inmenso cariño a estos pequeños. Quiero crear con ellos y los que vengan detrás, poner en práctica todo cuanto he aprendido”.

Para los Luises, el equipo del “5 de Septiembre”, que irrumpió sin previo aviso en una mañana en la cual acudieron pocos párvulos por la lluvia, resultamos una sorpresa. Recibí un abrazo de Luis Mario que me alcanzó para varios días de energía positiva; en cambio, Luis Ander me regaló, con algo de timidez, una torre de dados multicolores, como ofrenda. Y es que socializar ha resultado la mejor terapia para niños diferentes, quienes gozan de todos sus derechos a ser educados e instruidos allí, en el círculo infantil Niños felices.

Un salón de Enseñanza Especial para niños con necesidades diferentes de instrucción demuestra en la práctica lo oportuno de vincularlos al medio en el cual conviven con el resto de sus compañeritos./Foto: Efraín Cedeño

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Magalys Chaviano Álvarez

Periodista. Licenciada en Comunicación Social.

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