Alfredo Elías, de la pintura y el teatro

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Aunque Alfredo Elías Sánchez Iglesias (Santiago de Cuba, 1967) viene a normalizar su presencia en los recintos expositivos de Cienfuegos durante los últimos diez años, su trayectoria artística comienza mucho antes, cursando estudios de grabado y pintura en la Escuela de Arte Joaquín Tejada de Santiago de Cuba y de diseño en la exigente Academia de Arte de San Petersburgo (1989-1995).

Justo, durante el viaje a la ex Unión Soviética conoce a su compañera de vida y se conecta a la ciudad que le adoptara en el futuro. A la vuelta a Cuba, se emplaza en la región del Escambray, laborando como escenógrafo para el grupo teatral Los Elementos y en 1999 consuma la muestra personal Santos y señas, inaugurada por el historiador Eusebio Leal Spengler en el Palacio de Lombillo de La Habana. Es este suceso el que nos descubre a un joven artista profundamente signado por el arte bizantino (aspirado directamente en Rusia, a través de los iconos religiosos de los templos ortodoxos y fundamentalmente por el legado del pintor Andrei Rubliev), los códigos simbolistas, las cromas avivadas y un modo singular de cotejar los espacios desde una dimensión profusamente teatral.

Su más reciente exposición, De la pintura y el teatro(2020), presentada a los públicos en la sede de Velas Teatro (Sala Acuestas), propone un paneo a su reservorio visual en el que se incluyen diseños de la etapa pensionista rusa, para obras de autores como Alexander Pushkin (Estudio para un banquete en tiempos de cólera), Albert Camus (El malentendido) y Ernest Hemingway (El viejo y el mar), donde prevalecen los abocetados, las atmósferas e irrefutables subjetivaciones, cromas violentas y fervorespor la abstracción lírica. Tales apegos, sobre todo por la imponencia de las soluciones arquitectónicas, se estiman en otros diseños suyos, como los concebidos para La voz humana, de Jean Cocteau, que llevara a escena Velas Teatro hacia 2017.

A esta retrospectiva con temas escénicos se suma su legado plástico, en los que llama la curiosidad el uso de materiales como el vinilo (Gold Disc), el papel manufacturado (Experiencias heroicas) o la hoja de tabaco y la técnica del collage(Gallos de pelea), dispuestos en relatos de estirpe rural, liderados por los infantes-pioneros, los héroes y trabajadores agrícolas comprometidos con el proyecto social de la revolución cubana. Grosso modo, estas narraciones desjerarquizan las señas bizantinas (salvo en una de las obras sobre lienzo) y apropiadoras del arte religioso ruso, para flexibilizar sus miras vanguardistas hacia lo consustancial cubano.

En estas 22 obras compartidas en la Sala Acuestas se percibe el deseo del artista por descubrirnos otros perfiles creativos y superar algunos derroteros estériles, propensos al hedonismo gráfico. Sánchez Iglesias va en camino de encontrarse y afinar una poética lo bastante anchurosa y audaz, perpetuando a sus dos amores: la pintura y el teatro.

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Jorge Luis Urra Maqueira

Crítico de arte. Miembro de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC).

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