Alexis Díaz de Villegas: revisitación de un actor que nos dejó antes que cerrara el telón (III)

Compartir en

Tiempo de lectura aprox: 3 minutos, 55 segundos

En 2004 Alexis logra un gran exitazo liderando Vida y muerte de Pier Paolo Pasolini, de Celdrán, y basada en la obra de Michel Azama, junto a Fidel Betancourt y Caleb Casas, que le proporciona no pocas satisfacciones, entre ellas el Premio Caricato como Mejor Actuación Masculina Protagónica en Teatro para Adultos, la consumación de la puesta en el XVI Festival Internacional de Teatro  de Caracas y en el II Festival México: Puerta de las Américas. El dramaturgo y crítico Norge Espinosa llega a enunciar que con su actuación demostró “versatilidad y madurez rotunda”. Por su parte, el dramaturgo Abel González Melo, autor de Chamaco, confiesa que:

“Alexis Díaz de Villegas es un grandísimo actor. No creo, sin embargo, que Pasolini sea la cúspide, la consagración, ni que este se halle por encima de otros trabajos. Alexis maneja la constancia y la investigación como cualidades específicas que muchos tiran al cesto y son estas señales cotidianas de su proceder histriónico. Yo he vibrado con fragmentos de su Segismundo, de su médico Dorn, de su Juan. Es alguien que durante años ha sabido elegir muy bien dónde y con quién trabajar, y hoy integra con coherencia el montaje de sus escuelas, la superposición de rigores y hábitos. Por eso, Alexis funciona como un paradigma de la actuación seria, del compromiso actoral, sirve como referente obligado para mi generación”.

Amado del Pino afirma que: Párrafo, aplauso y reflexión aparte merece la labor protagónica de Alexis Díaz de Villegas. Estamos ante la consagración, el arribo a la madurez de un intérprete. La ejemplar interiorización, la casi mágica alternancia entre la palabra, el gesto y el silencio, el virtuoso decir y, sobre todo, la sabia integración del pensamiento y el alma atormentada de su protagonista convierten a su caracterización en todo un acontecimiento en nuestro panorama teatral”. A todas luces, el actor logra bien los fueros gays de su personaje y las regularidades de un hombre esencial al tiempo que siniestro.

Alexis Díaz de Villegas en la célebre Vida y muerte de Pier Paolo Pasolini (2004), de Carlos Celdrán.

En el propio 2004 caracteriza a El Trapero en la obra La loca de Chaillot, una vez más al servicio de “El Público” y Díaz, al tiempo que debuta en el largometraje cinematográfico Entre ciclones, de Enrique Colina, con el rol de Yoga, el simpático y desgarbado amigo de Tomás, que se dedica a esta práctica purificadora del cuerpo y la mente, alcanzando una interpretación seductora que atrapa, pese a su efímera aparición, a todos los públicos. Asimismo, resurge en el cortometraje Luz roja (Tres veces dos), de Esteban García Insausti, su director fetiche, en el que personifica a un médico retraído y solitario, cuyo encuentro con una joven ciega (Zulema Clares) le provocan ensoñaciones eróticas en una camilla del hospital. Al decir de Joel del Río, este relato contiene uno de los momentos más “hot” del cine cubano. También personifica a un misterioso viajante que salva la vida de un suicida en La Frontera, otro corto de la EICTV. Para esa fecha recrea a un recién casado cuya esposa sufre de males y delirios extremos en el cuento El almohadón (2004), de Vicente González Castro. Es la suya una interpretación eficaz sin ser sobresaliente.

Poco más tarde personifica al poeta “maldito” que acude a la fiesta de despedida de su amiga Caridad en la aplaudida Habana Blues (2005), de Benito Zambrano. En esta multipremiada cinta (Con Goya incluido) consigue una demostración de sus recursos actorales, pero el diseño del personaje es demasiado predecible. A su vez, labora como el usurero de la casa de empeños en la irregular Una Rosa de Francia (2005), de Manuel Gutiérrez Aragón. De igual manera, caracteriza a Jerry en Los cuentos del zoológico, de Eugene O´Neill, el debut de Amaury Pérez como director, bajo la lumbre de Teatro El Público. Una vez más ratifica que es un actor que posee destreza técnica y sensibilidad.

Dirigido por Carlos Díaz asoma en la puesta de La puta respetuosa (2005), de Jean Paul Sartre, como Fred, uno de los baluartes de Lizzi, la joven prostituta que asume Yailene Sierra. Ha dicho Norge Espinosa Mendoza que “los distintos actores que han interpretado el rol de Fred no aportan una línea única de asunciones. Si Alexis Díaz de Villegas acude a su voz y a un dibujo sicofísico que logra convencer por encima de la juventud que el personaje debe mostrar, y que el actor ya ha sobrepasado, su caracterización se refuerza acentuando la malignidad de este carácter, sacando a flote toda la oscuridad que tras este hijo de buena familia puede ocultarse; en un desempeño que confirma el sitio que este actor posee hoy en el teatro nacional.

Por si no bastara, consigue el rol de un traficante de carne en el corto Cuca y el pollo (2005), de Carlos M. Quintela, en el que luce bien en el género de humor negro. Se trata de un relato silente y desprovisto de colores que aborda los flujos de un trozo de pollo en una comunidad cubana en los tiempos del Período Especial, co-protagonizado con la desaparecida actriz Xiomara Palacios.

Se consagra con el personaje de Tomás Stockman en la obra Stockman, un ene-migo del pueblo (2006), de Henryk Ibsen, debate político y ético recontextualizado en la realidad cubana, donde labora junto al cienfueguero Pancho García, Beatriz Viña, Yailín Coppola y Yasmany Guerrero; obra que es presentada en Mayo Teatral y obtiene el Premio de la Crítica a la mejor puesta en escena del año. El crítico Osvaldo Cano alcanza a manifestar: “Carlos Celdrán vuelve a protagonizar un suceso teatral de relevancia. Claridad en los presupuestos de dirección, una fábula diáfana e interactiva con respecto a la realidad y un elenco sabiamente guiado, ubican a este espectáculo entre lo mejor de la escena cubana contemporánea”. En ese camino le otorgan un Reconocimiento en el Premio Caricato de ese año.

Al año siguiente Díaz le solicita para intervenir en Arte (2007), de Yasmina Reza, en la que tres amigos se debaten en torno a una obra visual que ha costado una fortuna y que, para asombro de todos, es un relato en blanco concebido por Kcho. En este texto escénico comparte cartel con Doimeadiós y Georbis Martínez. En 2007 volverá a repetir la colaboración a través de la puesta de Fedra, alternando el personaje protagónico con Broselianda Hernández y Freddy Maragoto, en la que encarna a esta mujer con una pasión desmedida hacia su hijastro. Para este icónico director, De Villegas es uno de los hombres “muy grandes de corazón en su vida”, al lado de Martínez, Doimeadiós, Héctor Eduardo Suárez, Carlos Acosta, Léster Martínez, Enelio Suárez y Carlos Pérez.

En las obras La ramera respetuosa (2005) y Stockman, un enemigo del pueblo (2006), dirigidas por Carlos Díaz y Carlos Celdrán, respectivamente.

[Continuará]

Visitas: 4

Jorge Luis Urra Maqueira

Crítico de arte. Miembro de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC).

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *