Alejandro Sánchez, un artista que habla con su ejemplo (II parte y final)

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Al acercarme a la obra de Alejandro Sánchez, se hizo necesario analizarla desde varios flancos. Primeramente, el reconocimiento a toda su labor y entrega; pero faltaba transitar por su proceso creativo y aquellos factores que fueron construyendo su personalidad y la manera con que asume el compromiso con la música. Por lo que propongo esta segunda parte, en la cual dejaré en su voz aspectos medulares para alcanzar realmente un acercamiento a este imprescindible creador del centro de nuestra Isla.

El primer contacto de un artista con su vocación es muy importante. El maestro Sánchez confiesa que su inspiración para la música le llega primeramente a través de su primo, el excelente clarinetista Roberto Angulo.

En 1972, hicieron captaciones individuales para las escuelas nacionales en la región central los grandes maestros Juan Jorge Junco, Juan Pardo, Fernando Bencomo y Marcos Serafín Urbay. Yo tenía como trece o catorce años, y estaba en lo que llaman ‘desfasado’. Me llevaron a la Escuela Vocacional de Arte de Villa Clara, donde me preparé, para luego continuar en la Escuela Nacional de Arte; allí tuve la gran dicha de tener profesores soviéticos, alemanes, búlgaros, húngaros y cubanos, todos excelentes. Se estudiaba con un rigor tremendo.

Pude aprender con un claustro maravilloso como lo eran Elvira Fuentes, José María Bidot, Enrique Bellver, Alfredo Diez Nieto y Federico Smith. De clarinete fui alumno de Roberto Sánchez, Enrique Pardo, Jesús Rencurrell y Vicente Monterrey. Aprovechábamos el tiempo al ciento por ciento. Éramos músicos por vocación, por aptitudes y porque de verdad nos gustaba y sentíamos pasión. Aprendí y me interesé por la orquestación, la armonía moderna y popular, el contrapunto y la fuga. De instrumentación, morfología de la música, contrapunto y fuga, tuve al maestro Armando Rodríguez. Toqué en la Orquesta Sinfónica de la ENA, dirigida por Guido López Gavilán, en la cual estrenamos su obra Guaguancó. Me gradué con Diploma de Oro”.

Aunque Sánchez ha sido más reconocido por todos los lauros dentro de la música popular, fundamentalmente con su agrupación Alejandro y sus Ónix, me gustaría acercarme a sus sólidos aportes dentro de la música de concierto y de cámara.

Estando en la Sinfónica hice una orquesta de cámara con varios de sus músicos. Entre ellos estaban Tomás Moré en el contrabajo; los hermanos Carranza en los violonchelos; Jorge Iglesias en las violas; Hugo Cruz y Silvio Duquesne dentro de los violines. Me ayudó mucho en la formación mía desde el punto de vista profesional, porque soy instrumentista de viento, pero me encantan las cuerdas. Hacía las orquestaciones y adaptaba obras de otros formatos. Esa orquesta trabajó unos cinco o seis años.

Luego, apliqué eso mismo en la Escuela de Arte en los años 2000. En el ’85 fundé un trío de dos clarinetes y fagot. Se llamó Alejandro García Caturla. Aleida Girón, nos trajo de un viaje que hizo a Alemania toda la literatura para tríos de clarinete y fagot. Lo conformé con Roberto Angulo Sánchez como clarinete primero, yo alternaba segundo, y Regla Martínez Zayas, el fagot. Ese trío se presentó en toda la región central y varias provincias de Cuba”.

Es difícil no hablar del vínculo con Cienfuegos, una provincia tan cercana, a lo que Sánchez respondió: “He sido presidente del Festival Boleros de Oro en Villa Clara y he invitado a muchos cienfuegueros. Siempre he sido admirador de Doraida Tillet, entre otros. He tocado música de compositores sureños, como José Manuel Vázquez del Rey, de quien monté una obra para la orquesta, un danzón que se llama Pasando el rato. Mi disco Vengo Calentico se grabó en el Estudio Eusebio Delfín. Fui profesor de clarinete de Víctor Calderón (director de la Banda Municipal de Cienfuegos) y Giraldo Pérez (Los Naranjos). Rafaelito Lay, que es amigo mío, tenía problemas con los cantantes de él y me pidió que le dejara uno de los míos. Y Juan Carlos Villegas está en la ‘Aragón’, que yo considero madre de todas las orquestas de Cuba, desde mediados de los 90 hasta la fecha. La ‘Aragón’ es una institución cienfueguera y villaclareña también, nos sentimos parte de ella, nos toca”.

Sánchez es además, un compositor que cuenta con más de 60 obras; entre las que están: La exclusiva, Vengo calentico, Como le gusta lo goza; dentro de concierto: La selva y En la jungla. Esta última formó parte del repertorio de la Orquesta Sinfónica de Villa Clara por muchos años, bajo la batuta de Rubén Urribarres. Creadores como Alejandro Sánchez, con una labor tan extensa, son orgullo de nuestra región central. Un artista que representa un paradigma.

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Sandra M. Busto Marín

Licenciada en Música con perfil de flauta. Diplomada en Pedagogía y Psicología del Arte, Pedagogía Musical y Educación por el Arte. Máster en Arte. Todo en el Instituto Superior de Arte de La Habana.

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