Albahaca, entre los orishas y la fitoterapia

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Según el Panteón Yoruba la albahaca le pertenece a Oshún, Yemayá y Babalú Ayé. En Cuba, la planta resulta frecuentemente usada para preparar los bien conocidos “despojos” en la religión africana, práctica realizada por los santeros para alejar las malas influencias y el “mal de ojo”, además de que sostienen que los baños lustrales con ella atrae la buena suerte.

Ocimum basilicum, por su nombre científico, es una hierba aromática anual de la familia de las lamiáceas nativa de las regiones tropicales de África Central y el sudeste asiático, que se cultiva desde hace milenios.​ Por sus características botánicas se distingue por ser tierna y despide un olor fragante pero profundo,  justo, por esas cualidades se utiliza en cocinas de todo el mundo y figura en la lista de la herbolaria mundial.

Misticismo aparte

Si fuera a resumir en apretada síntesis los enormes beneficios que le reporta la albahaca a la salud humana, diría que sirve para tratar gripes, resfriados y bronquitis, combatir la ansiedad, la depresión y el insomnio; prevenir y tratar la tensión alta, regular los niveles de azúcar en la sangre, aliviar la migraña y ayudar en la pérdida de peso, entre otros.

Todos estos “milagros”  debido a la presencia de aceites esenciales, como el geraniol, eugenol y linalool, además de poseer buenas cantidades de taninos, saponinas y flavonoides. Luego, tales propiedades hacen de la hierba un excelente remedio como antiespasmódico, digestivo, diurético, sedante y antioxidante.

Consejos de abuelos reconocen en esta especie del mundo vegetal sus efectos antisépticos y antimicrobianos, por lo que ante heridas cutáneas o picaduras de insectos infectadas, en muchas regiones del mundo, sobre todo en zonas rurales, es tradición emplearla como cataplasma, una pasta casera elaborada con plantas y aceites esenciales que se aplica directamente sobre la parte de la piel afectada.

En otro orden, la acción antioxidante, antiinflamatoria y antimicrobiana de la Ocimum basilicum, consumida en forma de tés y enjuagues, constituye un magnífico medicamento natural para el el tratamiento de aftas o postillas, gingivitis, dolor de garganta y amigdalitis y otras afecciones similares.

En tanto, algunos estudios científicos  indican que la yerba podría ayudar a regular el azúcar en la sangre, debido a que estimula la secreción de insulina por parte del páncreas, inhibe la producción de glucosa en el hígado e incrementa la producción de glucógeno, pudiendo ser una acertada opción para ser incorporada en la dieta de las personas que padecen de diabetes.

De acuerdo con una referencia de investigación aparecida en el sitio semana.com, “La albahaca es una poderosa aliada del estómago y se usa con éxito para aliviar la dispepsia, la pesadez estomacal, los espasmos gastrointestinales, diarrea y las náuseas. De manera similar, se ha comprobado que ayuda a reducir los gases y a prevenir flatulencias.

“Además, prosigue el documento, tradicionalmente se emplea con frecuencia para favorecer la expulsión de las lombrices intestinales. En cuanto a la infusión de sus hojas frescas, es útil para estimular el apetito y favorecer la digestión de los alimentos, así como para la prevención del mal aliento, indica el portal Nutrición y Farmacia”.

Si bien el asunto que nos ocupa son las bondades de la Ocimum basilicum, los entendidos en la materia señalan que algunos remedios naturales resultan efectivos para contrarrestar ese desagradable olor que a veces sale por la boca. Entre las recomendaciones señalan lo efectivo de masticar hojas de pereril pues poseen sustancia como la clorofila que actúa eficientemente contra el mal.

En esa misma cuerda, otro remedio a utilizar puede ser el té de ortiga. Según esgrimen los especialistas una taza de agua hirviendo y algunas hojas de la planta ayudan a eliminar esas toxinas y bacterias indeseables. Puede mezclarlo con vinagre de manzana para un mejor resultado. Otros se inclinan por la infusión del romero y la menta con igual efecto.

De vuelta al tema, las partes empleadas de la albahaca incluyen las hojas, los tallos y las semillas, como base de preparaciones como salsas, ensaladas y jugos. Otros modos de uso son los tés, para condimentar alimentos, en aceite esencial o cataplasma. Si te decides por la primera opción solo basta con colocar 10 hojas frescas o secas  en una taza de agua hirviendo. Tapar el recipiente y dejar reposar de 5 a 10 minutos. Colar y beber hasta 3 veces al día.

En caso de disponer del aceite esencial de la planta, añada 1 gota del extracto en un collar difusor aromático hasta 3 veces al dia; inhalar directamente del frasco durante 2 o 3 segundos, o diluir 1 gota del propio compuesto en 1 cucharada de aceite vegetal, como el de jojoba, coco o aguacate, y masajear la piel.

Para realizar baños de inmersión, diluir 18 gotas de aceite esencial de albahaca en 3 cucharadas de leche animal o vegetal y mezcle con el agua de la bañera. Luego, sumergirse y relajarse en ese medio acuoso durante 20 minutos.

En el arte de la culinaria, esta planta aromática combina con platos con tomate, aceite de oliva y quesos, y puede ser empleada como condimento en tortilla de huevos, estofados, pescados, pollos, ensalada o salsas.

La historia nos cuenta

Un artículo publicado en el sitio digital cuerpomente.com refiere que “la albhaca se asocia de entrada con el sabor de la cocina mediterránea, si bien es originaria de la India, donde se suele consagrar a la deidad de Vishnu y se emplea a fondo en la medicina ayurvédica, junto a la muy similar albahaca sagrada o tulsi. Fue llevada a Europa por los griegos y ya en la antigua Roma se utilizaba para aliviar los gases. Es también un ingrediente insustituible de la rica cocina tailandesa y vietnamita.

Agrega el escrito que tradicionalmente era frecuente encontrarla plantada en balcones y ventanas en las casas de pueblo y, según Fonti Quer, se creía que colocar conchas de caracol en el tiesto ayudaba a vivificarla. Además de su uso culinario, se conoce por su eficacia como repelente de insectos y sus propiedades curativas.

Otras  de las bibliografías consultadas dan cuenta de que a la planta también se le da el nombre de basílico-, proviene del término griego basilikon o Basileus (rey) cuyo significado es real o regio. Una leyenda helena narra como Santa Elena, madre del emperador Constantino, encontró la Santa Cruz bajo un terreno cubierto de albahaca, por lo que es conocida como la planta real o ‘planta de los reyes’, consagrándola  este pueblo a su dios Marte al tiempo que la asociaba con el duelo y la desgracia.

Según el sitio regmurcia.com, también los egipcios conocían sus poderes y la empleaban como un componente para embalsamar. Sin embargo son los romanos los que más la incorporan en sus costumbres, por un lado su uso se asocia a la pasión y fecundidad convirtiéndola en símbolo de los enamorados y, por otro, es un ingrediente habitual en los platos más internacionales de su cocina, donde aún sigue reinando sobre el resto de las especias.

El vocablo castellano albahaca proviene del árabe al-habak, cultura que lo emplea abundantemente en su cocina tradicional dejando numerosas huellas en la gastronomía murciana.

En el medievo la albahaca era una planta muy empleada para tratar males como la depresión, las verrugas, el resfriado común o mitigar los dolores de parto tal como recoge el ilustre alquimista, conocido médico de reyes y papas, Arnau de Vilanova en su libro de recetas mágicas Thesaurus pauperum, donde se indica que su olor incrementa el dolor de cabeza.

Popularmente atraía el mal de ojo, ya que quien quisiera demostrar su enemistad a alguien le ofrecía públicamente un ramillete de esta planta. En contraposición mantiene su asociación con el amor, por lo que las doncellas colocaban un ramillete en la ventana con el fin de atraer a sus enamorados.

Los sacerdotes cristianos emplean la albahaca junto con otras hierbas aromáticas mediterráneas para bendiciones en romerías y procesiones de muchas localidades del sureste español.

En la Región de Murcia es conocida por el nombre popular de alhábega, procedente del catalán alfábrega o alfábega, voz recogida en el primer Diccionario de la Lengua Castellana (1726) por el académico murciano Padre Bartolomé de Alcázar.

Esta yerba forma parte de algunas tradiciones locales, como la romería en Honor a San Roque y Nuestra Señora de la Asunción celebrada en agosto en Villanueva del Río donde los villanovenses se agolpan alrededor de los tronos para intentar quitarle los ramos de alhábega con los que están decorados.

En Cuba y otras regiones de Las Américas la albahaca es empleada, por excelencia, en las secciones de espiritismo por su efectiva capacidad, según dicen, para influir en el llamado de los seres del más allá y convocarlos a bajar a la tierra a fin de realizar obras caritativas y misericordiosas.

Para hacer rituales de protección de amor y riqueza, cuentan que los orishas le atribuyen cualidades beneficiosas en tal sentido, comoquiera que apacigua tensiones y evita discusiones de pareja, protege y aporta tranquilidad en el hogar.

Cocer la hierba  en 1 litro y medio de agua, aplicar unos granos de Piedra Alumbre y un chorrito de Agua de Florida sobre el suelo limpio  y luego pasar el riego (con la fregona limpia) por toda la casa desde el interior de la misma hacia la puerta de entrada, es la mejor manera de proceder en el despojo del hogar.

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Armando Sáez Chávez

Periodista de la Editora 5 de Septiembre, Cienfuegos, Licenciado en Español y Literatura y Máster en Ciencias de la Educación

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