Absurdos

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Hace pocos días asistí a una reunión y, en vistas de su extrema demora para arrancar, varios compañeros se acercaron a mí, a quien en calidad de periodista suelen ver con mucha frecuencia como una suerte de confesor, o quizá cual posible polea transmisora de sus dificultades: papel que uno acepta, casi ya por costumbre, si bien reconozca adolorido que el poder de solución que detenta ante determinadas problemáticas es mínimo; no sea el de airear penas, dilemas y contradicciones. Aunque esto último ya algo vale.

Una de dichas personas me refirió la siguiente historia personal: “A mi hijo le enviaron un teléfono celular del exterior. Él me pidió que lo llevara a algún lugar para que se lo decodificaran. Nos dirigimos a uno de estos puestos de servicios digitales que ahora proliferan en nuestras ciudades, y la persona al frente nos dijo que podía hacerlo, pero que costaba 100 Cuc, porque era una operación muy difícil que conllevaba un trámite digital, dada la marca del equipo.

“Desprovisto de palabras, con el ánimo en el piso, recorrí otros de estos sitios, hasta que en uno el cuentapropista accedió a hacerlo -en justo cuatro minutos exactos, contados por el reloj- por un valor de 30 Cuc, barato en comparación con el otro precio pero igualmente muy caro para un trabajo que, par de años atrás, no superaba los 10 Cuc. Supongo que este muchacho, a quien no obstante tengo que agradecer, era nuevo en el negocio y aun no había compartido tarifas con el resto de la comunidad dedicada al oficio, porque de lo contrario hubiera hecho lo que todos, en cualquier giro: fijar el mismo precio”.

Otra me hizo este relato: “Mi peso corporal y mis años no siempre me permiten tomar la guagua, que a veces va atestada de pasajeros; por eso, me veo obligada a alquilar un coche cuando me traslado, por razones médicas, desde la zona del Bar Pedro, donde vivo, hacia el Hospital. Hace tres años, efectuaba esa travesía por diez pesos, pero poco después subió a 15. Hace año y medio escaló a veinte y hoy están pidiendo 25 pesos. Igual sucedió del Hospital al Prado, trayecto que ya treparon de diez a quince pesos. Yo no puedo entender esto, todavía los boteros intentan se escudan en el combustible, pero, ¿qué justificación podría haber aquí? ¿Hasta dónde van a llegar y permitirlo?”.

Un tercer interlocutor me compartió su pesar: “Crié un puerco, casi sin condiciones y comida para alimentarlo, con el objetivo de hacer un dinero para poder comprar un televisor híbrido. Logré reunir los 400 Cuc, el carísimo precio al cual los venden en las tiendas estatales, pero hace meses que no los diviso en ninguna unidad; ni híbrido ni anfibio ni de ningún tipo. Tres o cuatro semanas atrás, cuando reinauguraron una tienda del bulevar, sacaron a 399 Cuc, de los de la cajita incorporada; mas cuando me enteré, al tercer día, ya se habían acabado. Es una situación absurda la de su inexistencia, en un país a punto del apagón analógico”.

Y es que de absurdos está congestionada nuestra vida cotidiana. En todos los campos, con disímiles repercusiones. Los relativos a los precios son los que más castigan, por supuesto. No permanecen estables y escalan sin cesar: desde un macito de mamoncillos, cuyo valor se incrementó de uno a cinco pesos, hasta un peine de bolsillo, el cual antes podía adquirirse en las recaudadoras de divisa a diez centavos y ahora vale 35. En determinados casos, no existe razón para el desenfreno de gravámenes, lo mismo a escala estatal que en el mercado cuentapropista. Muchísimo menos, definitivamente, en el segundo caso, donde no intervienen conceptos como bloqueo, aranceles de importación, despliegue de redes nacionales de transportación, pago de servicios a miles de obreros.

¿Por qué un ramito de flores de un privado, con dos botones de rosa y un gladiolo, ha de costar ¡50 pesos!? El máximo no debía haber superado los 25 que costaba años atrás.

¿Por qué en las tiendas recaudadoras de divisa un monitor de computadora de solo 19 pulgadas vale 279 Cuc, casi tres veces por arriba de su costo?

Solo son dos ejemplillos, muy al azar, entre centenares, mucho me temo miles.

El elemento crítico pasa porque -en cada una de las circunstancias y escenarios- se aplica una tasa de ganancia desproporcionada, a pesar de que en la propia cartilla de aprendizaje del acumulador de capitales está consignado que extraer el doble de lo invertido en una ganancia ya es considerado como un negocio redondo.

Quizá no ocurra eso y sea el autor el equivocado, quien arrostra el absurdo histórico de desentender el sentido de las matemáticas en un espacio donde estas -a su ver-, perdieron todo su sentido.

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Julio Martínez Molina

Licenciado en Periodismo por la Universidad de La Habana. Periodista del diario 5 de Septiembre y crítico audiovisual. Miembro de la UPEC, la UNEAC, la FIPRESCI y la Asociación Cubana de la Crítica Cinematográfica

8 Comentarios en “Absurdos

  • el 19 septiembre, 2018 a las 1:44 pm
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    Muy bueno ese artículo de Julio.
    Desde Camaguey para viajar a La Habana por estos días finales de agosto en la Terminal de Astro si no dabas 20 cuc, estabas 3 o 4 días en la Terminal. Así un sin fin de absurdos que a diario te tropiezas con ellos y la vida sigue igual.

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  • el 14 septiembre, 2018 a las 3:08 pm
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    tengo otro absurdo con el que tropecé ayer! fui a las tiendas, y resulta que encima del absurdo de la ausencia de bolsas (en unas tiendas sí y en otras no, como en La Perla), no hay pilas para probar los relojes!! Es de los absurdos de los que se duda: “no puede ser”. La dependiente toda amabilidad, con sonrisa amplia me dice que no tiene pilas para probar el reloj que quiero adquirir. “Si tienes problemas en la casa, lo devuelves” ¿Y la protección al consumidor de la que tanto se habla? Por qué tengo que llegar a mi casa, probarlo, y si no sirve, cambiarlo o devolverlo. ¿Y si por casualidad vivo en La Sierrita? Sólo por mencionar una razón. Absurdos…

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  • el 11 septiembre, 2018 a las 11:01 am
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    Julio y colectivo de este periódico digital del cual son fan: excelente trabajo, pero pocas cuartillas para reunir los absurdos de nuestra vida cotidiana.

    ¿otro? Resulta que las cajas de pollo que antes valían 15.50 ahora valen casi 7 CUC más, tal pareciera que “si la población compra mucho un producto hay que subirle el precio para recaudar mas” y ¿quien explicó o argumentó o advirtió de que ese producto iba a sufrir una subida de precio?
    Esto es en Holguín, no se allá, como el título de la pésima novela: “en fin,………. el mar”

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  • el 11 septiembre, 2018 a las 8:26 am
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    BD Julio gracias por este artículo, pienso que son muchos los comentarios que le harán sobre su texto esta polémica vida cotidiana nos está llevando al abismo. El salario casi no alcanza pero en esencia a lo que quiero llegar, una semana antes que comenzara el curso salí a comprar los zapatos de mi niña, no por finalista lo deje para esa etapa sino por economía, llegué a LA MIMBRE tienda recaudadora de divisa de Cienfuegos y habían sacado tennis azules y rojos sin cordones y de la boutique que está en el fondo de dicha tienda salió una señora con un par de tennis ¨de otra marca¨, conclusión que mi niña no quería los que yo le podía comprar que costaban 7,35 CUC sino igual que los de la señora que tenía un costo de 24.10 CUC moraleja: como le explico a una niña de 5 años que su mama solo gana 430.00 pesos en MN que no equivale ni 20.00 CUC que aunque así fuera tampoco lo podía comprar. A veces los adultos criticamos a otras familias porque los hijos lloran o dan perretas porque quieren algo y decimos que están mal enseñado pero porque los hijos de otros que no trabajan y viven del negocio viven mejor que la familias que tienen un vinculo laboral, como le explico a mi niña sobre la economía, ella también quiere lucir como los demás y debo aclarar que si yo hubiese sido la niña tampoco me ponía los tennis azules y rojos de hecho estaban en candela ja,ja.

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    • el 11 septiembre, 2018 a las 12:35 pm
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      Enseñe a su niña a vivir de acuerdo a las posibilidades que le brinda su familia, y ya le habrá enseñado mucho. Y créame que se lo digo desde el cariño, para aprender no importa el costo de los zapatos, dígale de humildad, enséñele de sencillez y verá que aunque no gane mucho su hija será rica, inmensamente rica, porque esa es la única fortuna que no va a la quiebra y que NADIE le podrá quitar: LOS CONOCIMIENTOS. Porque desigualdades? con esas tendrá que vérselas TODA su VIDA

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  • el 10 septiembre, 2018 a las 11:09 pm
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    yo creo que muchas personas andan deseosas de canalizar quejas en inconformidades sobre absurdos. algunas se mencionan en uno que otro espacio digital, como este, pero muchos se preguntan “¿realmente, existe algún lugar donde alguien me pueda escuchar?” hay absurdos con cosas tan sencillas que uno duda de su existencia: “no puede ser”. si hicera una lista de absurdos que tengo guardados y algunos clavados en el centro de la ira, la lista no alcanzaría. podría empezar tal vez por la poda de La Ceiba. Sí, “La Ceiba”, símbolo del barrio La Ceiba, en Caunao, que ya estaba allí desde antes de mis abuelos; alguien denunció que molestaba, y…la podaron por orden de algún ejecutivo. Y así, se confecciona una lista; aunque quizás todo no se pueda decir (otro absurdo). Si cada persona sumara los suyos, es probable que algunos se repitan y otros vayan engrosando la lista, la cual si es leída atentamemente, ayudaría a tener una mejor sociedad que es lo que quieren todos.

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  • el 10 septiembre, 2018 a las 12:46 pm
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    Son demasuiados los absurdos en una sociedad que se precia de ser organizada pero que en la realidad no lo es. Hace unos días estoy haciendo trámites en Tránsito, la oficina que queda en la calle 71, en La Juanita, óigame, ahí si que hay para “comer y llevar”, qué de funcionarios mal educados, prepotentes, cuánta falta de comunicación!!! Alguien les habrá dicho que por pertenecer al Ministerio del Interior deben comportarse con déspotas? Acaso tener un carro en propiedad es un delito’ Por qué todo en esa dichosa oficina es DIFÏCIL? Nada, m´ñas de los absurdos con los que debemos tropezar a diario, en una sociedad que está muy lejos de estar organizada y muy cerca de ser anárquica!!! Excelente trabajo de Julio y de la Redacción del “5”, siempre adelante, defendiendo al pueblo como debe ser

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  • el 10 septiembre, 2018 a las 11:42 am
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    Muy buen articulo Julio, creo que de todos estos males que nos afectan no solo a nosotros los cienfuegueros, sino a los cubanos en general, creo que debemos luchar contra ellos, aunque lamentablemente sea una batalla mucho mas difícil que la de una hormiga contra un elefante, pero debemos hacerlo, encontrar la forma, porque es verdad que se ven muchas cosas que nos hacen decir ”hasta cuando”, hace ya algunos años recuerdo en una tienda que hay en el Boulevar sacaron un TV creo que de 50 pulgadas al precio de casi 3000 dólares, y recuerdo algo que le dijo un compañero al muchacho que atendía el establecimiento (que no tiene nada que ver con estos precios) le regalo un trapo, ”para que limpies el tv de 3000 dólares” ”el polvo ahí va a ser constante” creo que es increíble que televisores de 32 pulgadas que todos sabemos cuanto cuestan en el mercado negro, lo vendan en ese precio en los mercados estatales, pero así mismo pasa con todos los productos que se venden, un pantalón que me consta es adquirido en mercados extranjeros a no mas de 10 USD, acá luego lo venden en mas de 30 cuc, los zapatos que tanto adolecemos, cuantos esfuerzos no tiene que hacer una trabajadora de este país para adquirir un par de zapatos para la escuela de su hijo que ya de por si son de mala calidad por el alto precio que tienen, los equipos electrónicos, una tarjeta RAM de 1 GB DDR3 a mas de 30 dólares (la cual dudo mucho que hayan vendido solo 1), cuando en ”la calle” no cuesta mas de 10….son cosas que nos duelen y creo que deben cambiar en un futuro no muy lejano…..
    Saludos y excelente articulo Julio….

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