Honran a la Calandria cienfueguera a 100 años de su muerte
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Este 6 de mayo se cumplen 100 años de la muerte de una cienfueguera sin par, Ana Aguado Andreu, más conocida como la Calandria. La fecha –estampada por la pandemia en la ciudad–, se recordó a través de un breve homenaje en el parque que lleva su nombre, en el Reparto Punta Gorda de Cienfuegos.
Moderada por la historiadora Norma Mesa Piñero, la actividad se centró, entre otros aspectos, en resaltar la impronta de Aguado, desde su perfil musical y su ferviente pasión patriótica. “Recordamos a Ana como la mujer que se aventuró a romper barreras y estigmas sociales, a la patriota que Martí escuchó con devoción, a la esposa fiel, a la madre; virtuosa del canto, y por encima de todo alguien que no dejó morir nunca el espíritu de su urbe natal”, expresó allí Alegna Jacomino Ruiz, jefa e investigadora del Departamento de Estudios Socioculturales en la Universidad Carlos Rafael Rodríguez de Cienfuegos.
La extraordinaria soprano también se hizo de renombre internacional como solista, verbigracia, en sus actuaciones frecuentes en la capilla de la iglesia de Francisco Javier en Brooklyn, además del prestigio adquirido por sus recitales en el Club patriótico cubano “Los Independientes” de Nueva York, así como en la Escuela de Ópera y Oratoria de Emilio Agramonte.
La autora, quien había estado fuera de la Isla desde 1889, retornó al concluir la Guerra Necesaria, y junto a su esposo, el conocido flautista Guillermo Tomás, se instala en La Habana. Es allí donde es nombrada profesora de canto en el Conservatorio Nacional de Música Hubert de Blanck, trampolín para su muy intensa labor docente en la creación de otros planteles e instituciones asociadas al campo del pentagrama; fundación de orquestas y bandas de música sobre todo.
Su muerte, acaecida a los 55 años de edad en 1921, debe propiciar hoy la reflexión, como aseveró durante el acto Lilia Martín Brito, investigadora y miembro de la Uneac en Cienfuegos. Según ella, tanto este sitial como otros que no gozan de “popularidad” en la ciudad, necesitan de una tarja meritoria que oriente al público; que promocione y honre de veras a su legado.
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