8vo Congreso del Partido: Energías múltiples de la continuidad asegurada
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No estuve físicamente en las sesiones acontecidas en el Palacio de Convenciones de la capital cubana, pero las fibras de mi condición de militante comunista, mujer y cubana a toda prueba se energizaron.
Resulta muy difícil no estremecerse con un Congreso sin parangón en la historia, realizado en circunstancias harto difíciles para la Revolución: el recrudecimiento del bloqueo genocida con la pretensión de la asfixia total, el acoso de la pandemia sobre cuyo comportamiento hay que mantener vigilancia permanente y las mil y una acciones del imperio en su afán de desacreditarnos en cualquier escenario.
Como era de esperar, los agoreros se explayaron en sus rimbombantes anuncios, una vez que el General de Ejército Raúl Castro Ruz, expresó que concluía su tarea como Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba. Olvidaron que lo ha hecho con “con la satisfacción del deber cumplido y la confianza en el futuro de la Patria (…)”.
Tampoco tuvieron en cuenta la estirpe corajuda de quien dejó clarísimo “(…) que nadie lo dude, que mientras viva estaré listo, con el pie en el estribo, para defender a la Patria, la Revolución y el Socialismo”.
Y con el pie firme en el estribo, está la nueva dirección de la organización rectora de la sociedad cubana encabezada por Miguel Díaz-Canel Bermúdez, también Presidente de la República, cuyo tránsito por varias responsabilidades, sus valores éticos, morales y revolucionarios, su preparación sin improvisaciones, ha hecho posible la decisión que suscribo ciento por ciento.
¿Continuidad? Pues sí, en toda la magnitud de lo que significa continuar, que no es más que seguir adelante, sin traumas, sin fracturas.
Continuidad porque esa misma generación histórica se mantendrá activa. Lo reafirmó Díaz-Canel: “Con el General de Ejército Raúl Castro Ruz serán consultadas las decisiones estratégicas del futuro de la nación”. Confianza mutua, respeto; sin más palabras continuidad, aunque les duela a los acérrimos enemigos de los cubanos.
Toca ahora trabajar duro y juntos para que lo previsto en los Lineamientos, la Conceptualización del modelo económico- social y demás Resoluciones adoptadas, no sean solo documentos de un evento trascendente. Precisamente, se trata de eso: de hacerlos trascender en el día a día, poniendo el granito que nos toca, en aras de una Cuba mejor.
Soy una firme convencida de que podemos lograrlo. ¿Por qué? Porque no solo están trazadas las pautas desde lo teórico; existe una práctica económica y social, imperfecta, pero bien cubana, que va dando resultados, aunque urgida de corregir desviaciones y errores. Ese es un aporte innegable del Congreso que nos marca las pautas para la acción.
Soy privilegiada al poder vivir la época en que, con total armonía, han coincidido en la conducción de los destinos del país la generación histórica de Fidel y Raúl y la más joven encabezada por Díaz-Canel. Tal convergencia la considero una fuente inagotable de energía, la misma que nos asegura el presente y el porvenir.
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