6 de Septiembre: un día para las aves playeras

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Cada 6 de septiembre se celebra en muchas regiones del orbe el Día Mundial de las Aves Playeras, jornada pensada no solo para festejar sus extraordinarias migraciones, sino también para promover los estudios en torno a ellas, su monitoreo y la importancia de  preservarlas a nivel planetario.

Cuando se habla del fenómeno migratorio, las playeras son insoslayables dentro del reino de las aves, ya que cada año, en dos frecuencias, muchas emigran de un hemisferio a otro realizando vuelos maratónicos de hasta 32 mil kilómetros de ida y vuelta, en busca de mejor alimentación y éxito reproductivo.

Entre los ejemplares más notables en este sentido se encuentra el Numenius phaeopus también conocido como Zarapito o Zarapico común y la Limosa haemastica, los cuales, junto a otros géneros de limícolas más pequeñas, son capaces de volar sin detenerse entre dos o tres días seguidos.

Puede parecer exagerado, pero son datos que la comunidad científica y los amantes de estas criaturas han logrado comprobar mediante los conteos y la técnica del anillamiento. Ejemplo de ello es la iniciativa que se pone en práctica de los años 80 del siglo pasado a través del Programa Panamericano de Aves Playeras (PASP por sus siglas en inglés), el cual asignó un color de bandera para cada país del hemisferio americano, que permite detectar a las aves a gran distancia e identificar visualmente en cuál región fue anillada.

Asimismo, la colocación de geolocalizadores en los pájaros anillados ha sido de gran ayuda para apuntalar los récords que algunas de ellas pueden lograr. Con tal propósito, ya resulta conocido por los ornitólogos, que un individuo de Calidris pusilla, bajo el nombre común de Zarapico semipalmeado, logró realizar 4 mil 828 kilómetros en tan solo seis días, desde Canadá hasta el delta del Orinoco en agosto de 2013. Todo ello recopilado gracias a un proyecto ejecutado por el Centro Manomet de Norteamérica.

Puñado de limícolas interactuando juntas en Playa del Chivo, La Habana. /Foto: Vladimir Mirabal

El Caribe y en especial el archipiélago cubano, forma parte de los enormes recorridos que realizan la mayoría de estas aves, sobre todo en las breves paradas que efectúan para alimentarse, principalmente, de invertebrados acuáticos. En días previos a la migración ponen de manifiesto lo que se conoce como hiperfagia, al consumir presas de alta calidad nutricional que ayuda a aumentar más del 50 por ciento de su masa corporal en un período corto de tiempo.

No obstante, también gran cantidad de individuos son residentes permanentes en las islas del Caribe y otros no solo habitan cercanos a las arenas del mar, sino en pastizales, esteros y humedales.

Por estos días, profesionales del ramo de la fotografía y amantes de este tipo de animales en Cuba, se dan cita en La Habana para su monitoreo y dar cuenta, además, de raros taxones que arriban a la Isla durante los meses del peregrinaje. Allí, en un rincón del litoral del municipio de Habana del Este, parece estar el enclave ideal para ver reunidas a multitud de ejemplares.

En la primera tirada de la revista digital trimestral El Observador de Aves Cubanas lanzada en marzo de 2021, quedaron consignadas las razones para que sea este un zona especial: “(…) la costa hace una bolsa que unido a las corrientes y la marea, acumula una gran cantidad de algas y microorganismos que les sirven de alimento (…), y en segundo lugar, la emisión de aguas albañales desde la ciudad que buscan las profundidades del mar por debajo del lecho marino, aportan una gran mezcla de nutrientes que atrae a peces pequeños (…)”. Ello propicia que se hayan reportado en ese punto 55 especies, entre limícolas y otros géneros que usualmente están presentes tierra adentro.

“Entre los más comunes que podemos ver están los simpáticos Revuelvepiedras o los incansables Zarapiquitos, garzas y pelícanos pardos. Pero con algo de suerte y mucha perseverancia nos podemos topar con ejemplares poco comunes para Cuba como el Zarapico Raro o el Zarapico de Rabadilla Blanca”, expresa el editorial de la mencionada publicación.

Ciertamente, Playa del Chivo no es la única locación cubana a la que llegan estas incansables viajeras. Desde mucho antes de la Jornada Mundial de Conteo (del 1 al 7 de septiembre), en el perfil de Facebook @AvesdeCuba y del Club de Observadores de Aves Cubanas, son muchos los usuarios que las notifican desde otras provincias como Matanzas, los cayos del norte de Camagüey, Sancti Spíritus, Holguín o Guantánamo, con extraordinarias capturas en imágenes y datos notables.

Hoy más que nunca resulta de gran impacto el recuento de aves en nuestro suelo, si consideramos que muchas de las poblaciones de las playeras están en franco declive, debido mayormente a la pérdida de sus hábitats y la contaminación. Al estar Cuba ubicada en dos de las tres grandes rutas migratorias del hemisferio occidental, la observación desde esta tierra permite evaluar qué especies y cuántas se detienen a alimentarse y descansar en el área del Caribe, además de establecer valoraciones en torno a la salud de las colonias y los ecosistemas que las amparan.

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Delvis Toledo De la Cruz

Licenciado en Letras por la Facultad de Humanidades de la Universidad Central "Marta Abreu" de Las Villas en 2016.

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