5 de Septiembre: 62 años de una alborada redentora (+Video)

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La lluvia como un bautismo roció la urbe soñadora y un despertar insurgente presagió el eslogan que trascendió la historia. Un cernidillo calaba el mar del amanecer hermoso.

En la posta uno del Distrito Naval del Sur, en apogeo, una acción que socavaba por siempre el andamiaje de la tiranía: el conspirador levantó en tres ocasiones su ametralladora, señal convenida para que dos autos entraran a la instalación.

Camacho y San Román irrumpieron, todo el distrito estaba en manos de los revolucionarios. La sublevación aquí de todo un pueblo contra la tiranía, había comenzado.

La efervescencia revolucionaria maniobraba desde antes en Cienfuegos, punto de mira del Movimiento 26 de Julio, por la posibilidad de tomar las armas en Cayo Loco y hacer un Segundo Frente Guerrillero en el Escambray. El 28 de mayo de 1957, fortuitamente descubrieron a los 35 de Buena Vista que, lacerados por la saña enemiga, llevaron a la tumba el secreto de los marinos conjurados desde 1956.

Desde distintas partes de la antigua provincia de Las Villas fueron movidos hacia Cienfuegos un grupo de 35 combatientes del Movimiento 26 de Julio./Foto: Centro de Documentación
Desde distintas partes de la antigua provincia de Las Villas fueron movidos hacia Cienfuegos un grupo de 35 combatientes del Movimiento 26 de Julio./Foto: Centro de Documentación

En reunión del cuatro de septiembre se decide posponer el levantamiento para el seis. El azar silenció el aplazamiento y los máximos dirigentes aparecieron en la ciudad de madrugada.

La inmensa mayoría de la guarnición del Distrito se sumó al levantamiento. Las armas capturadas se distribuyeron entre la población y organizaron grupos de instrucción para enseñar su manejo.

De los recuerdos de aquel holocausto por la libertad emerge, cual lema de combate el libelo redentor: “Cienfuegos, primera ciudad libre de Cuba”.

Durante 24 horas la urbe estuvo en poder del pueblo, la resistencia mantuvo en jaque las fuerzas batistianas enviadas desde Santa Clara, Matanzas y La Cabaña. En el centro de la ciudad revolucionarios y gente de pueblo durante horas impidieron el avance del enemigo.

Con alto calibre la aviación acribilló el centro, hecho inusitado en los pasajes bélicos. Bajo el bombardeo, un camión de armas salió rumbo a San Lorenzo para pertrechar a los revolucionarios que allí combatían.

No obstante, la situación de los defensores del colegio se hizo insostenible, muy pocos escaparon por los techos, el resto, encabezados por el teniente Dimas Martínez, fueron ametrallados a mansalva. Igual suerte corrieron los del Ayuntamiento.

A más de media centuria de aquel revés momentáneo, revivir las imágenes y enmarcarlas como eclipse de la dictadura es la mejor ofrenda a los caídos. El golpe militar del esbirro no pudo ensombrecer el estacazo político, que nucleó el pueblo junto a su vanguardia combatiente, resquebrajó la supuesta unidad de la dictadura y alentó la lucha que ya estaba en la Sierra, en las firmes manos de Fidel.

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Dagmara Barbieri López

Periodista. Máster en Ciencias de la Comunicación.

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