26 de Julio de 1953 en Cuba: la luz contra la nada

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Cuando se analiza desde el presente un hecho histórico tan trascendental para la historia de Cuba como el 26 de Julio de 1923, lo primero en comprender es lo impostergable de aquella acción por parte de los jóvenes preclaros de la Generación del Centenario. 

Constituyeron los asaltos a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, la respuesta de dignidad de quienes representaban a los ignorados, olvidados y pisoteados por oligarcas al servicio de la Casa Blanca, que solo pensaban en su beneficio personal. Personajes corruptos y criminales a quienes nada importaba que el 85 por ciento de la población se encontrara en medio de la pobreza extrema, sin empleos, sin acceso a servicios elementales y, para colmo, que parte de esta, fuese objeto de la saña asesina del tirano Fulgencio Batista.

Contra los desmanes, atropellos y graves olvidos voluntarios de esa dictadura que provocó más de veinte mil cubanos asesinados se levantaron en armas los jóvenes revolucionarios, quienes bajo el liderazgo del aún muy joven Fidel Castro, ribetearon de gloria un hecho que supuso un parteaguas en la historia de Cuba.

A pesar del fracaso militar, el Moncada fue el anuncio temprano de la Sierra Maestra y de la victoria del 1ro de Enero. La Revolución cubana es el resultado de la acción consciente y consecuente ajustada a las leyes de la historia de la sociedad humana, expresó Fidel Castro, en alusión a la gesta del 26 de Julio.

Los gestores de dicha acción, bajo la clarinada justiciera de José Martí, autor intelectual, lucharon contra fuerzas militares cuantitativamente superiores (más de 50 fueron masacrados por orden del tirano luego del asalto), para cambiar aquel cuadro desolador descrito por Fidel en su alegato de autodefensa La Historia me absolverá: “De tanta miseria sólo es posible liberarse con la muerte; y a eso sí los ayuda el Estado: a morir. El noventa por ciento de los niños del campo está devorado por parásitos que se les filtran desde la tierra por las uñas de los pies descalzos (…)”.

En similar documento, quien más tarde se convertiría en el líder histórico de la Revolución, añadió: “Hay en Cuba 200 mil  bohíos y chozas; 400 mil familias del campo y de la ciudad viven hacinadas en barracones, cuarterías y solares sin las más elementales condiciones de higiene y salud; 2 millones 200 mil personas de nuestra población urbana pagan alquileres que absorben entre un quinto y un tercio de sus ingresos”.

Y además, remarca que 2 millones 800 mil personas de la población rural y suburbana carecen de luz eléctrica.

Representa en consecuencia el 26 de Julio de 1953, el momento del siglo XX nacional cuando Cuba asiste al enfrentamiento entre las tinieblas y la posibilidad de un país a la medida de todos, cuando la nación observa el debate entre la nada y la luz.

*Estudiante de Periodismo

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