21 gramos: delicada pieza de Iñárritu

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No sé si es cierto o no que 21 gramos -la masa que pierde el cuerpo humano en el instante de la muerte- será el peso del alma, como algunos dicen. Lo que sí puedo afirmar es que 21 gramos (2004), la película, fue un sobrecogedor y profundísimo estudio sobre el alma de los hombres, la pieza más adulta entre lo inmediato proveniente del adolescentón cine norteamericano. Por añadidura, la consolidación de ese gran talento llamado Alejandro González Iñárritu, el realizador mexicano cuyo filme Amores perros sorprendió a media humanidad. Iñárritu, a semejanza de varios monstruos de la pantalla (Hitchcock, Scorsese…), ha cargado con su equipo habitual -el guionista Guillermo Arriaga, el fotógrafo Rodrigo Prieto, la directora artística Brigitte Broch y el compositor Gustavo Santaolalla- para filmar con Focus, la división artística de la Universal, este filme protagonizado por los actores Benicio del Toro, Naomi Watts y Sean Penn, a quien concedieron justamente la Copa Volpi a la mejor interpretación en el Festival de Venecia por su trabajo aquí.

Iñárritu, peligrosamente, vuelve a emplear la nada ortodoxa estructura narrativa así como los temas cardinales de su opera prima mexicana en la estadounidense 21 gramos, y sale otra vez airoso del intento. De nuevo, se aferra a la composición fracturada, la construcción fragmentada, la constante alteración cronológica del desarrollo de la historia a través de grandes y osados brincos temporales en cortes o delimitaciones invisibles, el esquema del puzzle o caleidoscopio para contar este relato de azares interconectados a partir del funesto accidente de tránsito que ligará, determinantemente, a seres ajenos en clases sociales, salud, conceptos de la vida…

Paul (Penn) es un profesor de matemáticas con un problema coronario, que lo conducirá sin remedio a la muerte de no llegar a tiempo un donante de corazón. Su salvación le llega en la noche, al recibir aviso del hospital  que cuentan con el órgano. Tras el transplante, Paul comienza a indagar hasta saber que su huésped del pecho pertenecía a un hombre atropellado junto a sus dos hijas pequeñas. Paul da con la esposa del señor (Naomi Watts), exdrogadicta que, tras el aplastante golpe, está volviendo a lo de antes. Se enamoran, ella le pide venganza contra el causante de su desgracia: Jack (Del Toro), exconvicto refugiado de alcohol, drogas, delincuencia en el regazo de la religión…

El anterior pareciera otro boceto de esos frecuentes dramas sentimentales con tintes de venganza, de no ser conducido por una mano como la de Iñárritu. Él se detiene en las más mínimas sensaciones, hurga cada reacción, penetra los menos aflorables sentimientos, pulsa esta pena, sopesa aquella desgarradura en personajes multidimensionales, llenos de contradicciones, dudas (una dosificación psicológica riquísima, en fin), defendidos por tres composiciones protagónicas excepcionales (pueden servir desde ya como material lectivo del arte de actuar en las escuelas de cine), que ayudan de manera rotunda a la intención del director.

21 gramos es una pieza delicada de buen cine, sensibilidad y magisterio. Su mejor baza consiste en que lo descubre todo tal cual corresponde, de a poco, justo a su tiempo y nunca antes, como las mujeres antiguas. Ya casi no existe dicho cine; tampoco esas mujeres.

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Julio Martínez Molina

Licenciado en Periodismo por la Universidad de La Habana. Periodista del diario 5 de Septiembre y crítico audiovisual. Miembro de la UPEC, la UNEAC, la FIPRESCI y la Asociación Cubana de la Crítica Cinematográfica

4 Comentarios en “21 gramos: delicada pieza de Iñárritu

  • el 29 septiembre, 2017 a las 1:44 pm
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    Excelente filme! Mis aplausos nuevamente para Benicio del Toro; descollante siempre en los proyectos en los que participa.
    Esta película es como una obra literaria escrita a “tijeretazos”, en la que cada pieza encaja y se descubre el lienzo al final: un bombazo posmoderno.

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  • el 3 septiembre, 2017 a las 12:15 pm
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    Diego: gracias una vez más por tus palabras y por tu cinefilia. Prêt-à-Porter, de Robert Altman, es una de las películas del viejo y finado maestro de Kansas que debo comentar. En cuanto a lo de la sección La religión del fotograma, debemos agradecérselo al director del medio, el compañero Adonis Subit Lamí, quien se percató tanto de cuanto dices como de otras valiosas ideas que ha desarrollado con éxito en sus dos años al frente del medio. La sección, diaria, alcanza a la semana cerca de 1 500 lectores según mis cálculos. Aunque los materiales en internet, sabes, son como las grandes cuentas de los bancos. Solo crecen por estar ahí. Y si hiciera aunque sea alguito chiquitico por la educación cultural sería un grandísimo alivio, hermano, porque yo, como Jesse Jackson en un famoso discurso de 1996, temo mucho por ella y por muchísimas otras cosas que irremisiblemente se pierden entre dispositivos, coches de caballos, refresquitos de latica a quince pesos, “tú sabes”, imbéciles con cadenas y muchachitos obnubilados y perdidos en el espacio. Un abrazo y que la paz sea contigo.

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    • el 3 septiembre, 2017 a las 4:17 pm
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      jajaja Cierto, cierto, felicitemos al Adonis que también tiene su mérito. Es maravilloso que un medio provincial no sea provinciano, que a veces se cae en los errores del aldeano vanidoso. Esos muchachitos y no tanto pululan en nuestra Patria, diría que campean, cual película de George Romero, lo que en vez de devorar cerebros prefieren carcomer el suyo con cuanta pacotilla pseudocultural o no aparezca. Ojalá la paz sea, aunque sea la pas…ta de dientes, y que no sea Perla. VADE RETRO SATANÄS!!!! jajajajaja

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  • el 30 agosto, 2017 a las 1:36 pm
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    jajajaja Ahora las mujeres, y quienes no lo somos también, en la mayoría somos blockbusters??? jajajajaja… Vamos directo a la acción y densnudos ligeros, con carreras de carro incluidas jajajajaja… Me gustó mucho la crítica de Celebrities, creo que esa película debe tener sus puntos de contacto con Prêt-à-Porter de Robert Altman. Por cierto, gracias por sus críticas, de verdad que encuentro muy acertado que en el 5 de septiembre se hayan percatado cuánto público puede atraer su sección y el bien que puede hacer en la educación cultural y no sólo cinematográfica de sus lectores.

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