1ro de Mayo: otra jornada de certezas por Cuba

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Registra la historia que un grupo de trabajadores de Chicago se echaron a las calles para exigir una jornada laboral de ocho horas. La huelga comenzó justamente el primero de mayo y tuvo en el día 4 un momento álgido, resultado del cual no pocos fueron heridos y otro grupo apresado; finalmente de ellos, algunos fueron condenados a muerte. Desde entonces se les conoce como los Mártires de Chicago.

Tal acontecimiento devino antecedente de la celebración, cada Primero de Mayo, en casi todo el mundo del Día Internacional de los Trabajadores. Disímiles son las maneras, pero el objetivo es uno: homenajear a quienes entregaron sus vidas en pos de mejoras laborales y también para hacer saber que el proletariado sigue vivo, palpitante, afanado enconstruir un mundo mejor.

Manifestaciones, huelgas, desfiles  se suceden en todo el orbe, pero también represión, brutalidad, heridos, intentos viles por borrar el derecho a mejoras laborales, a una jornada menos extenuante, a acceder a la jubilación y sus beneficios; el derecho a la licencia de maternidad, en fin…

Entretanto, ¿Cuál es el panorama en Cuba?

Algarabía, colores, entusiasmo, participación masiva y compromiso, mucho compromiso con la obra revolucionaria que colectivamente construimos: esos pudieran ser los rasgos distintivos de la celebración nacional por el Día Internacional de los Trabajadores.

De un extremo a otro de nuestra geografía insular —desde hace 60 años— se desbordan las iniciativas para patentizar así que en Cuba el primer día del quinto mes del año no es momento para reclamar derechos, porque ya han sido conquistados y refrendados.

Aquí los obreros disfrutan de beneficios impensados en otros lugares del mundo; de tal suerte plazas, bateyes y comunidades son escenarios de una fiesta proletaria  sin parangones, donde la familia toda celebra. Nadie queda en casa, solo aquellos que realmente no pueden irse a una plaza.  Es un mar de colorido para celebrar.

Pero no siempre fue de ese modo; también en nuestra Cuba, los obreros debieron enfrenarse a los desgobiernos; sufrieron represiones. De igual modo pretendieron fragmentar la unidad de los trabajadores, pero hubo firmeza y decisión, esas que todavía hoy nos convocan a continuar adelante y “plantar cara”, voluntad, iniciativas y realizaciones concretas al genocida bloqueo estadounidense de larga data, el mismo que impide que hoy lleguen recursos imprescindibles para enfrentar la pandemia provocada por el nuevo coronavirus.

Pero es el Primero de Mayo para nuestro archipiélago  momento de definiciones; así por ejemplo hace 20 años en la Plaza de la Revolución José Martí de la capital, el invicto  y eterno líder de la Revolución cubana nos compartió para siempre el concepto de Revolución, devenido juramento de todo el pueblo. Cada una de sus líneas encierra la esencia de lo que hemos sido, somos y seremos, sobre todo su parte final:

Revolución es unidad, es independencia, es luchar por nuestros sueños de justicia para Cuba y para el mundo, que es la base de nuestro patriotismo, nuestro socialismo y nuestro internacionalismo”.

Una nueva jornada de mayo proletario se abre ante nosotros, signada por circunstancias que no nos permitirán estar físicamente en cada plaza, pero que marcará—sin dudas—una nueva oportunidad para reafirmar la certeza de que seguimos en el camino de un socialismo próspero y sostenible.

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Tay Beatriz Toscano Jerez

Periodista.

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